8 M, no es para festejar, sino para exigir y protestar

Ángel Castillo Torres.

Para mi hija Frida.

8 de marzo de 2022

El día de hoy las mujeres de México tomarán las calles, no para festejar con fuegos de artificio y acaramelados discursos el Día Internacional de la Mujer. Protestaran para hacer visible a los ojos de todos y todas que el machismo, la cultura patriarcal, la violencia feminicida y la inequidad siguen siendo una realidad despótica y opresiva que se ensaña con ellas. Será un día de combate, de lucha irreverente en el que miles de voces gritaran, denunciarán y exigirán un ¡Ya basta! a la violencia feminicida, a la impunidad, al acoso sexual y laboral, a la exclusión, a la indiferencia y al olvido. Nos recordarán que aún hay un conjunto de derechos civiles, políticos, económicos y reproductivos que no se han conseguido a cabalidad.

Las protagonistas del día de hoy serán las mujeres. A los hombres nos toca guardar silencio, escuchar con atención y solidarizarnos con su lucha. Comprometernos con ellas, no un día sino toda una vida para lograr un cambio civilizatorio (Cultural y educativo) que ponga fin a los estereotipos, estigmas y roles impuestos a las mujeres y que son los que reproducen ese estado de exclusión y avasallamiento que las oprime. Como padres, hermanos o abuelos debemos entender que no todas las mujeres quieren ser madres, casarse o desempeñar el papel de mujeres sumisas. Y si hoy millones de mujeres luchan con pasión e irreverencia por los derechos que les han sido negados no se justifica que las injuriemos llamándolas locas, brujas o malas.

Las protestas y reclamos que estallarán este día tienen razones justificadas y buscan presionar para lograr un cambio estructural. ¿Cómo no van a rebelarse si en México se comenten miles de feminicidios que son la evidencia innegable de que la violencia por razones de género es una pandemia? Con datos oficiales de la Secretaría Ejecutiva del Sistema Nacional de Seguridad Pública, desde 2015 y hasta la fecha los asesinatos de mujeres se han duplicado. En aquel año ocurrieron 298 feminicidios, tan solo de enero a septiembre. Pero para nuestra vergüenza en el año 2021 se registraron 1,004 asesinatos de mujeres. Por eso no deberá extrañarnos que en este 8M (8 de marzo) se vuelvan a escuchar los gritos de rabia que exigirán: ¡Nos queremos vivas! ¡Qué caiga el feminicida! ¡Si tocan a una responderemos todas!

No importa que arda Troya o que los conservadores se perturben, en este 8M es impostergable que la vanguardia del movimiento feminista obtenga una victoria cultural sobre el machismo.

Sólo deseamos que las autoridades no caigan en la tentación de reprimir la libre manifestación que hoy atestiguaremos.