Dr. Jaime Chalita Zarur
Octubre 29, 2022
La Ciudad en la que vivimos ha mejorado mucho, quizás la expectativa y, desde luego, la exigencia, como debe ser, son superiores pero, habría que tener en cuenta, cómo es que estaba nuestro lugar común de convivencia: en el abandono institucional.
Lo que nos sucedió en años de abandono, fue monumental en la ausencia de una sociedad perdida solo en el interés individual y no el colectivo, aunado a ello, muy cierto, gobiernos que se interesaron solo por lo material. El caos no se hizo esperar y, aún sin tocar fondo, lo peor nos ha hecho testigos de vivirlo.
Disciplina, firmeza en la práctica de valores, civismo y, mucho más tendríamos que hacer para realmente tener la Ciudad que deseamos tener, igualmente la convivencia que debería ser.
Aún cuando la Ciudad ha crecido mucho y con ello, los habitantes que en ella vivimos, también hemos aumentado en número, provocando momentos muy difíciles en la movilidad ciudadana; por esta razón, es de la mayor importancia y, trascendencia, la disciplina legal y cívica.
Ante los cambios tan vertiginosos y polarización social que, involuntaria o, voluntariamente, tenemos presente cada día, es de vital importancia la conexión social, el entendimiento y el trato entre personas.
Los tiempos políticos se han adelantado con enorme vertiginosidad, las bloques de personas en favor de unas u otras personas, han iniciado las prácticas más reprobables, demeritando, aún más, desde ya, la democracia que hemos construido y que hoy está amenazada por quienes quieren ser dueños de México en el sexenio o, quizás, perpetuarse, esclavizando a la población, solo por imponer la ideología personal.
El mundo está convulso y las hegemonías por poder y dinero, se ejercen, ni siquiera en favor de los ciudadanos de un país cualquiera, pero si, en favor de la egolatría, la soberbia y, el amor por dominar a los iguales.
Las defensas, no deberían enderezarse en favor de tal o, cual persona; tendrían que ser en favor de lo que nos sirve a todos. Lamentablemente desde el conjunto social, existen esquiroles que se prestan para la traición.
Este país, México, no cambiará jamás, si no es con la voluntad de los que queremos, otra forma de vida compartida para bien de quienes no esperan retribución, más allá de elevar la relación de personas en favor de no sufrir lo que se vive.