Miguel Ángel Guerrero Arriaga
Abril 29, 2020
No conforme con tener el control del congreso de la unión y aún del poder judicial federal, el presidente Andrés Manuel López Obrador se propone controlar el manejo absoluto de los recursos públicos con todo y que en su intento pase por encima de la división de poderes que tanto se ha comprometido respetar desde que asumió la presidencia.
La intención de controlar el manejo absoluto de los recursos públicos la dejó ver en la iniciativa de reformas a las leyes que regulan la materia el pasado 23 de abril lo que hoy tiene en pie de guerra a la oposición y aún a personajes importantes aliados suyos como Porfirio Muñoz Ledo opuesto a concederle esa facultad a AMLO.
El propósito de López Obrador de concentrar en sus manos lo que muchos ya empiezan a llamar como el poder absoluto se evidencia en el párrafo medular de la iniciativa turnada al congreso de la unión que textualmente dice:
“En caso de que se presenten emergencias económicas, la secretaría de hacienda, también bajo su control, podrá reorientar los recursos asignados en el presupuesto de egresos lo que significa que podrá redireccionar las partidas presupuestales que se le antojen sin importar que estén etiquetados a un fin específico, para destinarlos a mantener la ejecución de los proyectos y acciones prioritarios de la administración pública federal, como, podríamos decir, el nuevo aeropuerto, el tren maya y demás caprichos que pretende concretar sin importarle o preocuparle que con esto anula las facultades de la cámara de diputados federales en materia presupuestal que es a la que debería solicitarle cualquier modificación a la ley de egresos pues de presionar para que apruebe su iniciativa el congreso de la unión quedaría en calidad de un florero que adorna la mesa de la política nacional.
Por todos los rumbos partidistas y empresariales se han elevado voces inconformes con esa intención del presidente López Obrador pues, según han señalado algunos constituiría un gran acomodo de factores como para empezar a forjar una dictadura que nadie desea y, lo peor es que temen que lo aproveche habida cuenta su alergia a hacer caso a los críticos o inconformes con sus planes ante lo que los legisladores federales habrán de demostrar de qué están hechos.
CABOS SUELTOS
En apoyo a las diarias imploraciones de la secretaria de salud Mónica Liliana Rangel de que nadie salga de casa, el arzobispo Jesús Carlos Cabrero se pronunció por que es necesario endurecer las medidas para obligar a la gente a mantener el distanciamiento social como, por ejemplo, lo hacen en otras ciuda
