Ángel Castillo Torres.
7 de mayo de 2024.
Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, estuvo en San Luis Potosí la semana pasada. Creo que su visita fue para enterarse de cómo van las elecciones, fortalecer la moral de sus adeptos y para calmar los ánimos de sus seguidores que en más de una ocasión se han enfrentado a golpes dando un lamentable espectáculo de división y falta de fraternidad. Verdes y morenos han estado repitiendo la historia de Caín y Abel, hijos de Adán y Eva, que según el relato bíblico contado en el Genesis provocó una tragedia por celos y envidia que terminó con la muerte de Abel a manos de Caín, todo porque a Dios le agrado más la ofrenda que le brindó Abel y rechazó el ofrecimiento de Caín.
Así que para evitar, como en la historia anterior, que la sangre llegue al rio, AMLO decidió venir a nuestro estado y agarrar al toro por los cuernos para poner orden. Para él y para Claudia Sheinbaum es inaceptable que dos de sus aliados (Morenos y Verdes) estén dinamitando las bases de su triunfo por andar promoviendo la división y el encono.
AMLO vino también a tierras potosinas para dejar claro que su principal aliado y responsable de ganar las elecciones a favor del proyecto de la 4T, es Ricardo Gallardo.
Así quedó de manifiesto en el trato cálido que dio al gobernador durante su visita por la huasteca potosina.
El primer mandatario estuvo en Tamazunchale el viernes 3 de mayo. Oficialmente se informó que el presidente de México vino a supervisar los avances de la Supercarretera Ciudad Valles-Tamazunchale, pero para muchos eso fue solo una fachada, un pretexto para tener la oportunidad de evaluar y poner orden en las campañas que realizan los abanderados de la coalición “Juntos Sigamos Haciendo Historia”. El presidente, que es el hombre mejor informado del país, sabe que en San Luis Potosí los verdes y morenos andan haciendo campaña como perros y gatos, peleando en cada ocasión que se les presenta. En cada mitin en que coinciden se comportan como los protagonistas del corrido El Hijo Desobediente: “Un domingo estando, errando, se encontraron dos mancebos, metiendo mano a sus fierros como queriendo pelear”. Así de dispuestos a probar de que cuero salen más correas andan los verdes y morenos por todo el estado, sumergidos en una guerra sorda, encarnizada, donde se lucha cuerpo a cuerpo y a bayoneta calada. Los de Morena quieren aprovechar las elecciones federales y locales para demostrar que son más poderosos que los Verdes, y los verde-ecologistas se enganchan a la menor provocación y no ceden terreno. Y como también son muy picudos, rápido retan y ningunean a los morenos cuando se atreven a pisar el territorio que ellos ya han marcado con su propaganda en cada acto o mitin de campaña.
El presidente, aunque no lo admite en público, porque sería un delito electoral, es el principal estratega de Morena y sus aliados en el actual proceso comicial. Su autoridad moral y política sobre los líderes de la coalición “Juntos Sigamos Haciendo Historia” es patente, pero sobre todo es indudable su influencia en las bases militantes de Morena, PT y Verde; súmese a esto la buena relación y alianza política que tienen con el gobernador Ricardo Gallardo enlaza un amarre que garantizan al mandatario de la nación que las pasiones desbordadas que se han salido de madre se reencaucen hacia esfuerzos que garanticen el triunfo y el cese inmediato de las confrontaciones.
Ahora bien, sé que todo lo que hasta ahora he reflexionado es un ejercicio de hermenéutica (interpretación-comprensión), una hipótesis, pero como soy partidario de lo que hace muchos años dijera el gran filósofo Friedrich Nietzsche: “No hay hechos, hay interpretaciones” es que me atrevo a interpretar lo que ocurrió durante la visita del presidente. Me explico. En Tamazunchale se hizo una supervisión de una obra carretera muy importante para la huasteca (primer hecho). Pero también ocurrió que el gobernador Gallardo y el presidente de la república tuvieron una reunión privada que duró poco más de una hora (segundo hecho). Nadie más que ellos pueden saber de qué hablaron. Pero como analista político y sabiendo que en este momento tanto el presidente de la república como el gobernador tienen como tarea principal ganar las elecciones, la lógica y la hermenéutica nos ayudan a suponer los temas que ambos gobernantes trataron en privado. Para mí no hay duda de que tanto AMLO como Gallardo Cardona son un Zoon Politikón, tal como lo define Aristóteles en su Libro primero de «Política”. Es decir, ambos, desayunan, comen, cenan y sueñan con la práctica política y el ejercicio del poder. Así que ni modo de creer que en esa reunión secreta de una hora hayan deliberado simplemente sobre lo sabroso que resulta comerse un plato de enchiladas huastecas con cecina. ¡Claro que no!, de seguro los temas que abordaron fueron políticos y particularmente se dieron a la tarea de examinar el diagnóstico de cómo van las elecciones en San Luis Potosí. Indudablemente evaluaron con particular interés lo que al presidente de la república le interesa: la competencia por las Senadurías y las 7 diputaciones federales. Hay que recordar que para AMLO y su proyecto transexenal ganar la mayoría calificada en el Congreso de la Unión es de vital importancia. Pero para conseguir este objetivo los que integran la coalición “Juntos Sigamos Haciendo Historia” deben trabajar unidos. Y lamentablemente lo que hemos visto en los últimos meses – y lo sabe el presidente- es una guerra fratricida entre Verdes y Morenos.
Por eso es por lo que afirmo que el presidente le encargó en privado al gobernador hacer todo lo posible para evitar estas confrontaciones. Gallardo es el líder indiscutible de los batallones Verdes en campaña y él, sólo él, puede ordenar enterrar el hacha de guerra que sus seguidores han utilizado en contra de los militantes guindas. Seguramente AMLO le dijo a Gallardo: “Por separado somos débiles, pero colaborando somos fuertes. Solos valemos poco, pero nuestra verdadera ventaja competitiva es el talento de cooperar”.
Y así fue que después de una hora de diálogo íntimo el presidente de la república y el gobernador potosino firmaron El Pacto de Tamazunchale.
Esperamos que en los próximos días haya un cambio de actitud en las filas de los Verdes y Morenos, o bien, si la sinrazón y los desatinos vuelven a aparecer notaremos cómo se echan a perder las buenas intenciones del presidente de la república.