Por Renato Consuegra
Febrero 18, 2025
La reciente decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de imponer un arancel del 25% a todas las importaciones de acero y aluminio y la amenaza de imponer el mismo arancel a todas las demás mercancías llegadas desde nuestro país, que está en pausa, ha generado un debate intenso sobre sus implicaciones para la economía global y mexicana, en particular, para las micro, pequeñas y medianas empresas (MiPyMEs) de nuestro país.
En el caso del acero y aluminio, a diferencia de medidas anteriores que se enfocaban en países específicos, esta política afecta a todas las naciones por igual, lo que podría mantener a las empresas mexicanas en una posición competitiva relativa.
Sin embargo, es crucial analizar las verdaderas amenazas que esta medida representa y cómo las MiPyMEs pueden responder de manera efectiva.En 2024, México consolidó su posición como el principal socio comercial de Estados Unidos, representando el 15.8% del comercio total de bienes.
Además, el 78% de las exportaciones mexicanas de acero tuvieron como destino el mercado estadounidense. La imposición de un arancel del 25% encarecerá significativamente estos productos, lo que podría reducir su competitividad en el mercado estadounidense, que es precisamente lo que quiere el presidente Trump, que la industria estadounidense vuelva a ser competitiva a costa de gravar las mercancías llegadas desde el exterior.
Aunque este arancel se aplica a todos los países, lo que en teoría nivela el campo de juego, las MiPyMEs mexicanas enfrentan desafíos particulares. A diferencia de las grandes corporaciones, estas empresas suelen tener márgenes de beneficio más estrechos y menos recursos para absorber aumentos de costos o para reestructurar sus operaciones rápidamente. Por lo tanto, es esencial que adopten estrategias proactivas para mitigar el impacto de estos aranceles.
Además de explorar nuevos mercados y adoptar herramientas tecnológicas, las MiPyMEs pueden considerar las cinco siguientes acciones:
1. Optimización de la cadena de suministro: Revisar y ajustar la cadena de suministro para identificar áreas donde se puedan reducir costos o mejorar la eficiencia. Esto puede incluir la búsqueda de proveedores locales o regionales que ofrezcan mejores condiciones.
2. Innovación en productos y procesos: Invertir en investigación y desarrollo para crear productos de mayor valor agregado o mejorar los procesos de producción, lo que puede justificar precios más altos y compensar los costos adicionales por los aranceles.
3. Alianzas estratégicas: Formar consorcios o asociaciones con otras empresas para compartir recursos, conocimientos y acceder a mercados que, individualmente, serían inaccesibles.
4. Acceso a financiamiento: Buscar opciones de financiamiento que permitan a las empresas invertir en mejoras operativas o expansiones necesarias para adaptarse al nuevo entorno comercial.
5. Capacitación y desarrollo del talento humano: Invertir en la formación de empleados para mejorar la productividad y la capacidad de innovación dentro de la empresa.
Es fundamental que las MiPyMEs no esperen soluciones gubernamentales inmediatas. Aunque las autoridades mexicanas, encabezadas por el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, están en conversaciones con sus contrapartes estadounidenses para abordar estos desafíos, las negociaciones pueden ser prolongadas y sus resultados inciertos. Por lo tanto, la responsabilidad recae en las empresas para adaptarse y prepararse ante este nuevo panorama comercial.
La historia ha demostrado que las empresas que sobreviven y prosperan en tiempos de incertidumbre son aquellas que muestran flexibilidad, innovación y una visión estratégica clara.
Aunque la imposición de aranceles del 25% representa una amenaza significativa, también puede ser una oportunidad para que las MiPyMEs mexicanas reevalúen sus modelos de negocio, diversifiquen sus mercados y fortalezcan sus operaciones internas. La clave estará en la capacidad de adaptación y en la implementación de estrategias que les permitan no solo sobrevivir, sino también prosperar en este nuevo contexto global.
Hay que cambiar la mentalidad del empresario mexicano. Demasiadas empresas siguen funcionando con modelos de negocio frágiles, basados en la dependencia de un solo mercado o cliente. La resiliencia económica exige adaptabilidad, innovación y una visión de largo plazo. Las crisis no avisan con tiempo suficiente para reaccionar una vez que han golpeado; se enfrentan con preparación previa.
Si Trump cumple su amenaza, el impacto sobre México será real y doloroso, pero no debe ser una sentencia de muerte para las MiPyMEs, por el contrario, la pregunta no debe ser si el golpe será duro, sino quiénes estarán preparados para enfrentarlo. Insisto, la historia económica de México ha demostrado que la capacidad de adaptación es la clave de la supervivencia. Hoy más que nunca, las MiPyMEs deben tomar las riendas de su destino y prepararse para una posible guerra comercial que podría cambiar por completo las reglas del juego.
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