Dr. Jaime Chalita Zarur
Diciembre 12, 2022
Lo sucedido la semana pasada en Zacatecas, Nuevo León y, Veracruz, por ser enunciativo y, por ningún motivo limitativo, dirían las personas que aún no hemos perdido la capacidad de asombro y, sabemos que nos debemos a los demás, no tiene nombre. La sociedad mundial, las personas que vivimos en este planeta, cada vez nos volvemos más desalmados, posiblemente empeorarán en la lucha por sobre vivir y, querer más de todo.
El sometimiento del ser humano por el mismo, cada día crece, esclavizando a una parte de la sociedad, apartándonos del camino de las leyes para incrementar la impunidad.
Analizamos y criticamos a quienes administran este país y es que, tenemos y, debemos de vigilar a quienes ejercen nuestro poder, el del pueblo. Nos alejamos entonces, de la problemática que se vive cada día y el dolor que nos infligimos. La fortaleza del núcleo familiar, está quebrada.
Se me dificulta encontrar el calificativo adecuado para externar la indignación, acompañada del sentimiento de impotencia y frustración, para describir, lo que cada día se vive en nuestro país y, se oculta o, disfraza por personas que intentan y, por instancias lo logran, deformar la realidad de un gran país que se niega a morir pero, sus ciudadanos poco hacen por ayudar a quienes sumidos en el sufrimiento de la violencia, se estancan así, con enorme dolor.
La brutalidad, sin encontrar un calificativo, para los hechos que nos golpean a gran parte de la humanidad, deja un enorme hueco en la convivencia humana, que cada día es más hondo y de diámetro más ancho, chocando de manera frontal con la naturaleza del ser pensante.
La especie humana, creo no equivocarme, es la única en la tierra que es autodepredadora de sí misma, es decir se destruye así misma y, los tiempos que vivimos, reflejan esta condición por demás en forma muy clara.
Es de verdad, de no creerse lo que nos sucede. Las desgracias suceden por donde quiera y, no solo la violencia que sufren mujeres y hombres que, de por sí es una calamidad; las aglomeraciones crecientes de personas, hacen de por sí, muy difícil la convivencia gregaria.
El número de personas es creciente y, muchas de ellas por que sí, o, quizás por la desesperación, amparadas bajo la impunidad de plano muy creciente, se dedican a lastimar a los demás, cometiendo delitos que ofenden a la gente.
Se podría calificar de hienas a quienes comenten indecibles crímenes que, no estaría seguro que esta especie de animales harían lo que algunas personas han hecho. Lo que sucedió en Veracruz es terrible: un hombre y una mujer, asesinan a una mujer embarazada a punto de dar a luz para muerta, robar la criatura.
En Nuevo León, matan a dos mujeres, una de ellas, embarazada y lo que sucede en Zacatecas es el colmo; el gobierno da la impresión de que está rebasado.
¿Quién o, quiénes podremos rescatar nuestro convivir? La respuesta debe ser : todos. No hay otro camino para quienes deseamos ser habitantes de este país que deseamos ver crecer viviendo en paz.
A las autoridades queda el reclamo de no hacer lo necesario para detener la ola de corrupción y violencia que vivimos.