Dr. Jaime Chalita Zarur
Mayo 30, 2021
Si en algún momento de nuestra historia gregaria, dentro de nuestro país, he sentido más desesperación e impotencia, es ahora frente a una cruda realidad que no cede y lastima las familias, pero igualmente, a nuestra sociedad, ante la indolencia de estas campañas políticas, que prometen de todo, incluso, quitar el dolor ajeno, medrando con el sufrir de quienes padecen pérdidas humanas violentas, prometiendo que todo mal se terminará y, la seguridad regresará a nuestro Estado, como si fuéramos solos, como una isla en Mexico.
Escucho en muchos lados posturas verbales que se exteriorizan en el discurso a defender a las mujeres y, se refieren a ellas como nuestras mujeres. ¡Cuidado! Varias consideraciones que hacer, entre ellas, no son nuestras mujeres. Son las mujeres que viven en nuestra Patria y, no tienen dueño. Ellas se pertenecen.
El tema de la violencia que se ha resentido en estos años, recientemente, en contra de las mujeres, ha sido desconsolador. No se ve el término de tanto sufrimiento para ellas, igualmente para la sociedad en lo general. Hoy no hay sorpresa cuando una mujer caminando en calles solitarias o, con más personas, son asaltadas y con el temor de perder la vida, ceden sus pertenencias. Quizá puedan salvarse y, regresar a sus familias.
Muchas mujeres asesinadas, desaparecidas y, o, maltratadas. Otras muchas, pasando penurias con el sustento de los hijos por ser madres solteras, donde los esposos no les responden y, si lo hacen, es con violencia verbal, política, económica y muchas más. Parece que con todo, se marca la impotencia, pensado bien, pero en realidad, pensando como es, la ineptitud, de las autoridades para castigar a quienes delinquen, y no existe visibilidad de la problemática, hasta que ocurre algo grave, entonces, se trata de justificar el sueldo. Y cuando es resuelto algún crimen, realmente es un golpe de suerte, en la mayoría de los casos, para que se den cuanta en donde esta él o, los culpables.
Andrea N, fue detenido la semana pasada luego de que la familia de su última víctima lo denunciara ante las autoridades del Estado de México. Su esposo, insistió en averiguar en donde estaba su esposa y, de no ser así, aún estaría ausente, sin saber de su paradero. Muchas mujeres están ausentes aún y, son buscadas, en el mismo domicilio, ahí en donde vivía Andrea.
Igualmente, que en muchos caso, se denuncia la desaparición de ellas o, de cualquier persona, pero, en la enorme mayoría de los casos, es la familia quienes se tienen que convertir en los investigadores para dar con el paradero de algunas de ellas, pues muchas otras, no se sabe a donde están.
La impunidad nos flagela en este tema y en otros tantos más. Hasta cuando terminará y regresaremos a nuestra seguridad que antaño solíamos tener.