Toño Martínez
Julio 12, 2019
Empresas de telecomunicaciones disputan el espacio orbital con miles de satélites para Internet.
No es un cuento de ciencia ficción; tampoco una novela de Isaac Asimov, Carl Sagan o H.P. Lovecraft, y mucho menos una película –por ahora- de terror científico del cosmos sino una realidad de alcances y efectos insospechados para la humanidad: La batalla por el control de nuestra atmósfera de las grandes compañías de Telecomunicaciones que comenzaron a invadir con miles de satélites el espacio terrestre para llevar la Internet a todos los rincones del Mundo.
Son pequeños, pero no por ello igualmente perturbadores -como han advertido científicos y astrónomos-, por el riesgo inminente que representan para continuar la exploración del universo y la llegada de señales de radio desde sitios a enorme distancia como las que emiten pulsares, estrellas, galaxias o los agujeros negros.
Vamos, constituyen una barrera tecnológica que puede interferir en los telescopios ópticos terrestres y los radiotelescopios en la investigación para conocer si estamos solos, posibilidad de contactar otras civilizaciones, advertir a tiempo amenazas contra la tierra como la de meteoros o cualquier acontecimiento del universo.
Las nubes o constelaciones de satélites para ampliar las señales de Internet, como advirtió la Unión Astronómica Internacional (UAI) amenazan el principio básico de un cielo oscuro y sin señales de radio que es un derecho de toda la humanidad.
Aunque son pequeños y reflejan mínimamente la luz del sol con solo buscar en el cielo cualquier noche “lucecitas”, podrán encontrarse.
Más datos; En Junio, la red Starlink de la empresa SapaceX, puso en órbita 600 de estos satélites, pero consiguieron el permiso de la Comisión Federal de Telecomunicaciones de Estados Unidos, para colocar más de 11 mil.
Claro, sus competidoras no se iban a quedar atrás, y OneWeb y Amazón ya alistan el envío superior a los 3 mil satélites.
Las empresas argumentan que no interferirán las señales de radiofrecuencia, como las que utilizan los servicios meteorológicos para analizar el clima, y en muchas de diversos servicios más de conectividad terrestres, pero la Real Sociedad Astronómica no piensa igual y se queja de no haber sido consultada previa a estos proyectos, lo cual puede conllevar a la provocación de un cambio duradero en la vista del cielo nocturno que desde la prehistoria hemos venido disfrutando.
Para ampliar el contexto sobre las dudas en afectaciones de los satélites para la red de Internet, operadores del radiotelescopio más grande del Mundo, el Square Kilometer Array de Australia y Sudáfrica, y el Extremadamente Grande que se construye en Chile, están protestando contra la constelación de satélites de las empresas de comunicación.
O sea, por un lado la Internet podría alcanzar hasta el lugar poblado más remoto del planeta tierra, pero por el otro contamina la luminosidad, puede dañar el espectro de señales de otra índole pero sobre todo, distorsionar o impedir que sigan los avances científicos para saber más del universo.
Eso sin contar con que, como cualquier producto, los satélites tendrán un periodo de vida útil que al concluir los convertirán en basura espacial.