Comunidad cultural de Valles despidió con sentido homenaje a Alberto Enríquez.

Toño Martínez

Con un homenaje de cuerpo presente y una misa, la comunidad artística y cultural de Ciudad Valles dio el último adiós al escritor Alberto Enríquez González entre expresiones de admiración, aplausos y tristeza.

Enríquez González el poeta, escritor, guionista de obras teatrales, pintor y además bohemio, mereció expresiones de reconocimiento porque fue un artista completo y de trascendencia en el tiempo.

Ahí, en el teatro «Fernando Domínguez » del Centro Cultural de la Huasteca Potosina, sus compañeros amigos de la galería Arte, Cultura y Tradición recordaron su talento y rindieron guardia de honor junto al féretro color caoba en cuyo interior yacía sereno, con el rostro de  paz del reposo eterno, Alberto.

A las guardias de honor se sumaron quienes fueron sus compañeros del Centro Cultural de la Huasteca Potosina cuando estuvo bajo su dirección. Violines  y canciones con acompañamiento de guitarra inundaron el ambiente. Del público se levantaron amigos para sumarse.

A las 3:00 de la tarde en la Catedral se oró por Alberto. Luego sus restos fueron llevados  al cementerio y detrás un  largo cortejo, donde fue depositado para reintegrarse a la tierra en cuerpo, mientras su espíritu se elevaba por encima de las sierras, valles ríos, veredas, el humo de las chozas y jacales del lienzo regional  y el colorido  de la Huasteca para seguir su ruta a reunirse con Dios

Alberto partió y nació su leyenda.

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