Con frío de 8 grados, llovizna, y a la intemperie esperan pensión Bienestar adultos mayores.

Toño Martínez

Azotados por un viento y llovizna   gélidos y una temperatura de entre 7 y 8 grados, cientos de adultos mayores -algunos de más de 80 años- hombres y mujeres, forman larga fila en las aceras de las calles Galeana e Hidalgo para llegar a las oficinas de la sucursal centro del Banco Bienestar para retirar su pago.

Algunos se cubren con hasta tres chamarras, cachucha o gorro y se encorvan tratando de quedar menos expuestos al aire que llega desde el poniente.

A otros los abrazan familiares que les acompañan ya que tienen problemas para caminar.

Alguien dijo «pudieran venir más tarde porque a lo mejor tal vez mejora el clima» pero no. Están ahí porque el dinero es vital para que puedan comprar alimentos pues la carestía agota rápidamente su dinero.

Es la necesidad que los hace salir de sus casas en la ciudad y en el campo con todo y el riesgo de la baja temperatura.

Por un lado agradecen al Gobierno por la pensión pero por otro lamentan el bajo poder adquisitivo del ingreso porque de ahí tienen también que comprar la medicina para las  enfermedades que padecen sobre todo la insulina para la diabetes o el «Losartan» y otras marcas   para la presión arterial porque ni el ISSSTE ni el IMSS las tienen a pesar del machaqueo  oficial respectivamente a qué tienen abasto y no falta nada.

La fila avanza lenta pero no les queda de otra porque los Bancos Bienestar son edificios pequeños.

Los adultos mayores no son merecedores de este trato.