Miguel Ángel Guerrero Arriaga
Cuando a mediados de la década de los ochentas la posición del entonces rector de la UASLP José de Jesús Rodríguez el “popo” ya era prácticamente insostenible situación que vino a agravar la muerte del estudiante de derecho Jorge Mena Ortiz con lo que su caída se precipitó, todo mundo sabía que la mano que atizaba desde antes los conflictos contra el mencionado era el que después lo supliría Alfonso Lastras Ramírez en contubernio con el grupo llamado “los duros” con Jaime Valle comandándolo quienes desde antes del crimen del estudiante emprendieron una feroz embestida contra el popo filtrando a los medios información sobre anomalías de aquel y alentando las inconformidades estudiantiles por el errático manejo del rector.
Así entonces, ante el adverso cuadro cayó Rodríguez, de la rectoría, subió Lastras y tiempo después lo haría el “loco” Valle como pago al respaldo prestado a Lastras.
En este contexto el conflicto que ha convulsionado de nuevo a la universidad por la totalmente reprobable violación a una alumna de la facultad de derecho el pasado viernes, como era de esperarse, desató la indignación de la comunidad universitaria por la poca vigilancia y cuidado en las reuniones de amigos dentro de las instalaciones en las que suelen consumirse bebidas alcohólicas y uno que otro porro de yerba según ha trascendido.
Precisamente, el legítimo coraje por la lenta reacción ante el hecho por parte de la directiva del plantel y las autoridades universitarias en general llevaron a los estudiantes a expresar su indignación con varias marchas en las calles de la ciudad reclamando justicia y alto a la impunidad por los abusos sexuales contra alumnas como lo empezó a generar el abuso denunciado de la escuela de economía que también provocó marchas y reclamos estudiantiles hasta el reciente delito que puso en pie de guerra a los universitarios por su exigencia de justicia y castigo a los agresores.
No obstante, entre los detalles del suceso que han comenzado a aflorar llama la atención el hecho de que el punto donde estaban reunidos la víctima junto con los estudiantes agresores y el “externo” cuya identidad todavía se desconoce es una oficina concedida a la representación de la federación universitaria potosina.
Es por ello que los estudiantes manifestantes llevaron su indignación a la toma del edificio central de la UASLP donde de sus exigencias de justicia pasaron a la petición de que renuncie a la rectoría Alejandro Zermeño Guerra quien, como se esperaba, cesó al director de la facultad de derecho Germán Pedroza Gaitán y a la encargada de la comisión de derechos humanos universitarios Magdalena González Vega mientras trascendía que las autoridades ya habían detenido a dos de los estudiantes involucrados en la violación en tanto se menciona que el externo es alguien vinculado familiarmente con un diputado, lo que se espera se aclare en las próximas horas.
Aunque se antojaron como naturales las marchas y reclamos de justicia no pocos se preguntan si gente ajena intervino para que el conflicto escalara de la exigencia de justicia a la toma del edificio central y la petición de la renuncia del rector Zermeño son muchas las especulaciones sobre este punto y solo el esclarecimiento total del grave incidente revelará si hubo intencionalidad o infiltraciones en el movimiento estudiantil para que alcanzara las alturas que ya tomó.