Contagio colectivo de estupidez

Miguel Ángel Guerrero Arriaga

Julio 17, 2020

Como lo hemos dicho varias veces en este espacio no entendemos, y, como está la situación, no tenemos remedio en lo que a dimensionar la peligrosidad de la pandemia del Covid- 19 se refiere lo que da la razón a lo que alguien dijo que bien aplica aquí por el coronavirus en el sentido de que: “hemos sido contagiados de una grave enfermedad llamada estupidez” pues como consecuencia de ese padecimiento colectivo es por lo que SLP ha sido regresado al color rojo del semáforo epidemiológico que significa el retorno al distanciamiento social y a retomar la cuarentena.

La cita viene a colación en función del retroceso en el combate al coronavirus ha sido provocado por una especie de estupidez colectiva que no supo, o no pudo respetar las medidas sanitarias impuestas para cerrar el paso a la propagación que nos llevaron a alcanzar el color anaranjado que permitió la reapertura de varias actividades productivas lo que en muchos sembró el optimismo de que podríamos superar la pandemia.

Sin embargo, esos inicios de nueva normalidad dieron lugar a que aparecieran los síntomas de esa llamada estupidez colectiva que la tomaron como el banderazo de salida para dejar de tomar precauciones y protegerse en lo elemental contra el contagio al salir a la calle como si no existiera peligro alguno abonando el terreno para que se generara un enorme y rápido escalamiento en los casos positivos lo que derivó en el súbito disparo de defunciones diarias, factores que influyeron decisivamente en la decisión de regresar al estado al color rojo en lo que el principal culpable es el fenómeno, decíamos, de la estupidez colectiva, lo que según el diccionario significa: “ torpeza notable para comprender una cosa”.

El precio que pagarán muchos de los que contribuyeron a crear esta caótica situación será la culpa que carguen cuando vean a uno de sus familiares tendido por el coronavirus que ojalá y no se presenten casos en demasía.

Ahora, está por verse si el cambio de color y circunstancia hace reflexionar a los que ya han hecho costumbre romper las normas sanitarias y convertirse en propagadores del virus.

CABOS SUELTOS

Por cierto, el secretario general de gobierno Alejandro Leal Tovías se ve que peca de optimismo cuando propone que el uso del cubrebocas sea opcional y no obligatorio como ya lo es en muchas ciudades del país pues ya se vio que voluntariamente pocos atienden la conveniencia de usarlo a lo que se podría obligar empezando por la gente que acude al centro histórico recordándoles que va la vida de todos en la necesidad de que lo hagan.

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