En el caso de los niños pequeños, los ahogamientos ocurren principalmente en el hogar, mientras que en adolescentes y personas adultas mayores los lugares de mayor riesgo son cuerpos de agua naturales como ríos, lagos y mares.
En caso de una emergencia por ahogamiento, llama inmediatamente al 911 para solicitar ayuda.
El Dr. Alejandro Alberto González González, Jefe de Departamento de Unidades de Primer Nivel de Atención de los Servicios de Salud, explicó que el ahogamiento es un proceso que ocurre cuando una persona sufre una deficiencia respiratoria por sumersión o inmersión en un líquido. Sin embargo, esta situación puede resultar fatal o provocar daño cerebral y discapacidades graves si no se actúa de manera inmediata.
En México, los grupos más afectados por ahogamientos son las niñas y niños menores de 10 años, los adolescentes de entre 10 y 19 años, así como las personas adultas mayores de 60 años. Estos sectores de la población presentan condiciones físicas, cognitivas o contextuales que los hacen particularmente vulnerables ante situaciones de riesgo en entornos acuáticos.
Durante el año 2023, se registraron en el país 1 mil 639 muertes por ahogamiento. La gran mayoría de estas víctimas, más del 80%, fueron hombres. En el caso de los niños pequeños, los ahogamientos ocurren principalmente en el hogar, mientras que en adolescentes y personas adultas mayores los lugares de mayor riesgo son cuerpos de agua naturales como ríos, lagos y mares.
González González, mencionó que prevenir un ahogamiento es posible si se adoptan medidas sencillas pero efectivas, tales como: supervisar constantemente a niñas y niños cuando estén en el agua, instalar barreras de seguridad alrededor de piscinas, aljibes y cisternas, evitar el consumo de alcohol al nadar o al utilizar embarcaciones, enseñar a los menores a nadar desde temprana edad y utilizar siempre chalecos salvavidas durante actividades acuáticas.
Existen diversos factores de riesgo que aumentan la posibilidad de un ahogamiento. Entre los más relevantes se encuentran la falta de supervisión adulta, no saber nadar o sobreestimar las habilidades para hacerlo, el consumo de alcohol o drogas antes de ingresar al agua, la ausencia de señalización y barreras de protección en áreas acuáticas, así como la exposición de niñas y niños a depósitos de agua como aljibes, tinacos, baldes o tinas sin resguardo.
Es importante tener en cuenta que un niño puede ahogarse en menos de dos minutos y que los ahogamientos no siempre se manifiestan con gritos o movimientos evidentes; en muchos casos, ocurren en silencio. Afortunadamente, la mayoría de los ahogamientos pueden prevenirse mediante acciones simples y responsables. En caso de una emergencia por ahogamiento, llama inmediatamente al 911 para solicitar ayuda, concluyó el Dr. González.