De guerras “sucias” presentes y pasadas

Miguel Ángel Guerrero Arriaga

La denuncia del candidato a la reelección en la alcaldía capitalina Enrique Galindo Ceballos en el sentido de que es objeto de una guerra sucia es un asunto que compete a las autoridades electorales investigar  a fin de deslindar responsabilidades y mantener la tranquilidad en el desarrollo de los procesos electorales.

Si bien, es para alarmar lo denunciado por EGC, no es algo que se presente por primera ocasión en etapas previas a las elecciones pues tratar de llenar de lodo al contrincante electoral ha sido una práctica utilizada con el fin de demeritar a la víctima a los ojos de los electores y tratar de que desvíen sus simpatías hacia los candidatos que supuestamente se benefician.

En este sentido, puede recordarse, por ejemplo, la intensa guerra sucia con ese propósito desatada contra el prominente empresario don Jacobo Payán Latuff cuando contendió por la alcaldía potosina como abanderado del PAN  contra la aspirante priista de ese entonces Victoria Labastida a partir de que en las encuestas sobre preferencias la superaba por 20 o más puntos en lo que parecía un triunfo cantado.

Con el ánimo de frenar su avance el bando rival de la priista emprendió una guerra sucia abierta a base del reparto de cómicas en los que se calumniaba a Payán sin base alguna.

El desenlace de la historia ya se sabe, mediante un fraude bien fraguado y ejecutado la tricolor ganó la elección ante la pasividad de los directivos panistas de la época que no supieron defender la votación de su candidato y terminaron cediendo el triunfo penosamente.

Otra guerra sucia que se recuerda es aquella desencadenada contra el profesor Carlos Jonguitud Barrios cuando el doctor Salvador Nava Martínez se postuló a la alcaldía por primera ocasión mediante la elaboración y distribución de libelos que involucraban a algunos familiares del por esa época gobernador del estado, guerra que CJB frenó tajantemente al advertir en tronantes declaraciones que no le temblaría la mano para devolver las agresiones lo que puso punto final a las embestidas.

 Más recientemente también su atribuyó a una guerra sucia la agresiva campaña mediática desencadenada contra el actual gobernador Ricardo Gallardo Cardona cuando surgió como aspirante gubernamental con el gran respaldo popular que había construido que en nada impidió su arribo a la gubernatura.

 Aprovechando el problema legal que tuvo hace unos años se le orquestaron intensos ataques en medios y columnas de periódicos de la CDMX afines a la idea de contener su avance a la gubernatura con los resultados que están a la vista.

Así entonces, y mientras las autoridades electorales no actúen con energía para frenar esas acciones dirigidas a enlodar el prestigio de los candidatos ante la ausencia de argumentos efectivos seguramente dicha práctica volverá a presentarse en otro frente, lamentablemente pues así se las gastan los que no saben cómo atraerse simpatizantes… Gran parte de la clase política se apresta a viajar a la huasteca para asistir a los actos que encabezará la candidata presidencial morenista Claudia Sheinbaum toda vez que el ritual marca la necesidad de dejarse ver por la candidata y sus cercanos, lo que parecerá una especie de “cargada” parecida a la de los dorados tiempos priistas.