“De la política del servicio a la política del espectáculo”

Por: Profr. Marcelino H. Martínez

Con varios amigos platicando como han cambiado las estrategias en la política. Hacer política ha cambiado. Antes, los candidatos recorrían las calles casa por casa, llevando un boletín impreso a veces elaborado de manera sencilla y una fotografía que se dejaba en cada hogar como símbolo de cercanía. Las campañas eran modestas, humanas y, sobre todo, respetuosas. Se dialogaba con el ciudadano con calma, con la palabra como puente y la esperanza como motor.

Hoy, la política parece haber perdido su propósito original, servir. En su lugar, se instaló el espectáculo. Los escenarios son los medios de comunicación, las redes sociales y las cámaras, donde el fondo muchas veces se sacrifica por la forma. Las campañas ya no buscan convencer con ideas, sino con imágenes, frases virales o promesas que se olvidan tan rápido como se publican y la compra de voluntades.

Con el paso del tiempo, la política se llenó de marketing, de simulaciones, de “tendencias” que duran un suspiro. Y lo más preocupante, se llenó de división. En vez de unir voluntades, muchas estrategias se basan en enfrentar a unos contra otros, como si el adversario fuera el enemigo y no otro ciudadano con distinto pensamiento.

Pero el cambio es posible, si recuperamos el sentido del servicio, si entendemos que gobernar no es un espectáculo sino una responsabilidad, podremos devolverle dignidad a la política.Y ese cambio no depende solo de los candidatos, sino también de nosotros, los ciudadanos. Porque cuando aprendamos a exigir, a pensar y a participar con conciencia, entonces la política dejará de ser show y volverá a ser servicio.