Por: Alma Gutiérrez Ibarra
Abril 04, 2019
Ya lo dijo la creadora del mundialmente usado #MeToo. Para la activista social y fundadora del movimiento, Tarana Burke, la campaña contra la violencia sexual que inició en MySpace en el año del 2006 “se ha vuelto irreconocible».
Como recordaran, el hashtag #MeToo se colocó como Trending topic en nuestro país luego que se hizo público el suicidio del fundador de Botellita de Jerez, Armando Vega Gil a quien se acusó en la cuenta #MeTooMúsicosMexicanos de acoso sexual en contra de una menor de 14 años hace más de una década.
Sin embargo, el fin, y quiero resaltar, muy válido de las mujeres que se suman a esta campaña en contra de la violencia sexual y se atreven a denunciar, ya no cumple el origen de su creación.
Así lo expresó Tarana Burke en una conferencia para TEDWomen en Palm Springs, Estados Unidos, donde dijo “la reacción mediática enmarca el movimiento como una caza de brujas; se centra en quienes sobrevivieron a la violencia sexual como un complot vengativo contra los hombres». Y fue más allá: «se escucha a las víctimas para luego denigrarlas».
A nivel mundial, se usó desde octubre del 2017 en Estados Unidos para denunciar al productor de cine Harvey Weinsten; en México, surgió la cuenta #MeTooMúsicosMexicanos y al mismo tiempo, crearon también otras cuentas como #MeTooPeriodistasMexicanos, #MeTooEscritoresMexicanos y algunas más.
Hasta el cansancio, se habla en redes de si la acusación en #MeToo contra Armando Vega Gil lo orilló al suicidio; otros se desgarran las vestiduras porque se señala a las víctimas de acoso sexual como culpables de ese hecho; algunos más argumentan no es válido querer callar a quienes sufrieron o sufren de esa violencia.
Es más, el tema incendió tanto las redes que se creó la cuenta #MeTooHombres, como un medio de expresión donde ahora ellos revelarían los rostros de las mujeres que envían “nudes” o “pack” sin ellos pedirlo. Las burlas no se hicieron esperar de parte de las voces feministas.
Todo esto, me lleva a pensar que con justa razón, Tarana Burke está desilusionada de lo distorsionado del movimiento, donde la bandera no es empoderar a las mujeres a través de la empatía; tampoco visibilizar la violencia, el acoso y agresión sexual contra las mujeres.
Burke, de forma noble creó #MeToo luego que una pequeña de 13 años le contó que fue objeto de abuso sexual, en ese entonces, lamentó no saber cómo responder a esa terrible confesión, y pasado el tiempo expresó, según sus propias palabras, “pude haber dicho yo también”.
Si ese fue el origen no entiendo porque ahora las redes señalan cual inquisición a víctimas y victimarios; no entiendo porque el encono, la rabia y el miedo de las mujeres violentadas se generaliza en contra del sexo masculino; menos entiendo porque la sociedad, así sin género, minimiza a quienes viven en un entorno de violencia o a quienes se les cerraron las oportunidades para abrirlas a los hombres porque ellos no se embarazan.
¿Por qué no somos responsables y evitamos caer en la tentación de linchar en las redes a todos por todo? Esa es mi reflexión, no quiero ser parte de los señalamientos, de las legiones detrás de un teclado que señalan y juzgan sin vivir en carne propia esas terribles experiencias, tampoco quiero ser como las instituciones y quienes las integran que solo hablan desde la comodidad del discurso y de su posición privilegiada.
Mejor como leí en algún texto, como sociedad debemos buscar “formas de combatir el machismo, el hembrismo, el sexismo y la violencia”.