Miguel Ángel Guerrero Arriaga
Marzo 02, 2021
Entre los potosinos se ha arraigado la costumbre de realizar marchas como expresión de exigencia a las autoridades ante hechos graves ocurridos, como lo hicieron este martes empresarios, amigos y familiares de Julio César Galindo Pérez quien fue arteramente asesinado al poniente de la ciudad mismos que con una marcha silente demandaron justicia y pronta captura de los asesinos de quien se venía desempeñando como presidente de la Coparmex en San Luis Potosí.
Como apuntamos al principio, la realización de marchas ciudadanas en SLP desde hace muchos años ha sido una práctica común para demandar la atención gubernamental a hechos específicos, o para protestar por injusticias cometidas, lo que ha llevado a que se presenten marchas, lo mismo trascendentales, que marchas odiosas para la gente por sus impactos negativos.
Por ejemplo entre las marchas que han repercutido hondamente en la vida del estado y aún del país puede inscribirse la realizada a principios de la década de los noventas por el extinto líder civilista a la ciudad de México señalada como la “marcha por la dignidad y la democracia” y contra lo que llamaba la imposición de Fausto Zapata en la gubernatura mediante el fraude electoral. Cuyos efectos son de sobra conocidos.
Otra de las marchas que empezaron a sembrar conciencia en la ciudadanía respecto de exigir tranquilidad y freno a la violencia fue aquella “marcha por la paz” realizada cuando la violencia se desbordó durante el gobierno de Marcelo de los Santos, convocada, por cierto, por aquel entonces ciudadano Daniel Pedroza Gaitán a la que asistieron familias enteras vestidas de color blanco en la que las arengas y consignas a gritos estuvieron ausentes.
Claro, también están las marchas odiosas por las alteraciones al ritmo de la vida cotidiana que ocasionan como las del MPL que acostumbran realizar a pasos lentos por el centro de la ciudad ocasionando grandes congestionamientos vehiculares lo mismo que las marchas de vehículos “chocolate” organizadas por los “líderes de organizaciones agrarias como presión para que se autorice la legalización de vehículos extranjeros introducidos ilegalmente al país.
Ahora, en cuanto a la marcha por la justicia y solución al crimen del líder empresarial Galindo Pérez es de reconocer el cuidado que tuvieron los organizadores para que no se convirtieran en un riesgo de propagación de la pandemia del coronavirus además de que se demandó a los asistentes portar cubrebocas además de que durante todo el trayecto mantuvieron la sana distancia y se llevó a cabo en completo silencio lo que la hace quedar como una acción ciudadana ejemplar y digna de felicitaciones pues las marchas no dejarán de registrarse.