Miguel Ángel Guerrero Arriaga
Noviembre 13, 2019
Este 13 de noviembre, el ocupante del quizás más controvertido cargo del gobierno encabezado por el gobernador Juan Manuel Carreras López el fiscal general del estado Federico Garza Herrera, rindió su segundo informe de actividades entre la polémica atizada por el ácido clima de inseguridad que priva en el estado aunque ni en él ni en la dependencia que encabeza recae la responsabilidad de combatirla fundamentalmente, lo que no quita que con los recursos y posibilidades a su alcance, cuando menos, trate de sacar adelante la tarea que le corresponde como es la investigación de las denuncias y su esclarecimiento correspondiente a lo que, por lo menos, hasta ahora no le ha sacado al bulto como lo hicieron en el pasado algunos de sus antecesores como procuradores generales de justicia, entre los que se encontraron los que quisieron zafarse del compromiso y no los dejaron o los que folclóricamente pretendieron fallidamente, minimizar su responsabilidad.
Por ejemplo, se recuerda que entre los que quisieron hacerse a un lado del cargo ante el rebase de la delincuencia se encuentra el que fuera procurador de justicia en el estado en tiempos del profesor Carlos Jonguitud Barrios, Salvador Pedroza Muñoz quien quiso presentarle su renuncia a lo que tajantemente recibió la negativa de que: “a mí nadie me renuncia, yo corro a los que no me sirven”, como, en efecto ocurriría poco tiempo después.
Por esa etapa, también el ex rector de la UASLP recordado como “el chango” Roberto Leyva Torres, en el cargo de procurador quiso restarle importancia a los delitos patrimoniales con su jocoso estilo al calificarlos de puros “robos nixtamaleros” lo que ocasionó que saliera de la posición como tapón de sidra.
Ya en tiempos recientes, hubo procuradores que fácilmente se lavaban las manos de su responsabilidad achacando la competencia de los casos difíciles a las autoridades federales lo que en mayor medida se registró en el desfile de procuradores que tuvo lugar durante el mandato de Marcelo de los Santos y en el de Fernando Toranzo Fernández, etapas en las que ni esfuerzos hacían por tratar de justificar sus desempeños.
Ahora, en la administración de Juan Manuel Carreras López con Federico Garza en la hoy fiscalía general del estado en lugar de la antes procuraduría general de justicia saludablemente es evidente un cambio de mentalidad en el cumplimiento de la tarea de procurar justicia como se nota en la frecuente captura de bandas delincuenciales por todos los rumbos del estado así como en la sensible baja de secuestros y delitos de alto impacto a lo que, debe acotarse, mucho contribuye el grupo de investigadores y agentes ministeriales jefaturados por el experimentado J. Guadalupe “lobo” Castillo Celestino quienes han logrado una sinergia exitosa que ya está reflejándose en la baja de los índices de criminalidad de lo que Federico Garza dio cuenta ayer al rendir su segundo informe de actividades.