Miguel Ángel Guerrero Arriaga
Diciembre 20, 2022
Por la gran influencia que ejerce el poder ejecutivo del estado encabezado por Ricardo Gallardo Cardona sobre el legislativo no faltan los que pretenden usar tal circunstancia con el fin de minimizarlos o tratar de confrontarlos por esa relación que hasta ahora, no se ha visto enturbiada por algún choque o distanciamiento provocado por desacuerdos con alguna iniciativa que haya enviado el poder ejecutivo del estado olvidando la forma tajante y autoritaria con que fue sometido el congreso del estado por el inquilino principal del palacio de gobierno.
Extraña por eso que conociendo las reglas no escritas de la política en torno a la influencia que ofrece al jefe del ejecutivo contar con la mayoría del congreso del estado emergidos del partido al que pertenece lo que les ha permitido inclinar las votaciones sobre determinados asuntos en su favor o sacar aprobatoriamente sus propuestas.
En este sentido, evidentemente, olvidan la forma autoritaria con que algunos gobernantes sometían a las legislaturas que les tocaron.
Un claro ejemplo de ello fue el estilo impuesto a los diputados por el régimen del profesor Carlos Jonguitud Barrios en el que los sometían por las buenas o por las malas principalmente a los que tuvieron la osadía de confrontarlos como pasó con el entonces diputado priista de aquella época Carlos Ramírez Muñoz Ledo por haberse integrado al famoso grupo de los macabeos mismo que desafió a CJB por su férreo control y cerrazón del tricolor.
Por ese pecado político a pesar de haber sido su secretario particular, el profesor hizo saber de su disgusto a los demás legisladores del tricolor por lo que lo convirtieron en un apestado dentro del gobierno y en el congreso lo hicieron pagar faltar a la doctrina jonguitudista de sumisión total con humillaciones que le aplicó el por ese tiempo líder de la fracción priista Roberto “gato” Gámez quien lo obligaba a cobrar su salario en la ventanilla donde cobraban los empleados del congreso aunque a los bien portados cada quincena pasaban a la oficina del tesorero del estado Éibar Castilla de la que salían con un voluminoso sobre amarillo como compensación lo que no impidió que en ese gobierno por primera ocasión un diputado de oposición presidiera el congreso estatal como lo hizo Jorge Lozano Armengol, lo que tampoco evitó que hasta el final del mandato jonguitudista los legisladores se mantuvieran disciplinados a las decisiones del ejecutivo estatal.
Hubo también otra legislatura que en aras de que aprobaran al ejecutivo un préstamo extraordinario recibieron por su aprobación un estímulo por algo así como cien mil pesos cada uno para lo que se tomó una partida del famoso crédito tramitado casi al final del sexenio lo que indica que también la sumisión cuesta y es cara.
Por eso extraña que no faltan los que ahora se desgarran las vestiduras por el uso de la influencia que ejerce el poder ejecutivo actual sobre la mayoría parlamentaria que es de su partido.