Toño Martínez
Cuando un proyecto o plan político promete maravillas para elevar las condiciones de vida de una comunidad automáticamente genera desconfianza, dudas, porque nadie es dueño del futuro ni de los componentes para sustentar la realización de promesas.
Una cosa son las buenas intenciones por mas sanas y deseables que sean, y otra que se cuente con minas productoras inextinguibles de riqueza para darles viabilidad.
El mensaje de Claudia Sheinbaum Pardo tras asumir como la primera presidenta de México por más entusiasta que resultó no es para echar las campanas al vuelo porque su antecesor Andrés Manuel López Obrador le deja poca maniobrabilidad financiera y la cuerda que mueve el badajo está muy deshilachada.
Los grandes pendientes en violencia, homicidios (hubo 200 asesinatos más en su ultima semana gobernado a México y 199, 500 en todo su sexenio); una economía colgada con pinzas por su animadversión a la inversión privada, un incremento salarial como nunca pero una carestía atroz, fricciones en las relaciones con países socios o en intercambios comerciales y de otra índole y no se diga en salud.
Como mexicano me encantaría, aplaudiría y me sumaria a la agenda presentada por Sheinbaum Pardo porque pinta un país de las maravillas en desarrollo, igualdad, libertades, crecimiento y oportunidades y por supuesto que como millones me gustaría que la gasolina, gas y luz no subieran de precio, que haya mas becas para niños, discapacitados, a productores del sector social, mujeres, pero tengo que poner los pies en la tierra y, sin ser fatalista considero que le faltó prudencia y cuidado con ilusionar a la gente otra vez y no aterrizar.
Por otra parte no hallé ni entre líneas una iniciativa para restañar la unidad nacional -y no me refiero a los 33 millones de personas que le dieron el voto- sino a las víctimas de la confrontación provocada y siembra de rencores que tanto encono dejó López Obrador, ninguna disculpa a los pobres por ser objeto de burlas.
Claudia deberá ser mesurada en sus ofertas para no fallar. No creo haya mexicanos que no quieren una vida mejor y dispuestos a apoyar a la primera presidenta mexicana en sus planes si los ajusta a la canija realidad .
Saludos presidenta Claudia Sheinbaum y que por el bien de México asiente las propuestas.