Miguel Ángel Guerrero Arriaga
Junio 13, 2019
Ahora que el consejo político nacional del PRI emitió la convocatoria para renovar la dirigencia nacional tricolor mediante el procedimiento de consulta abierta a la militancia, sin duda en muchos de los inscritos en el padrón de militantes imperará la confusión en virtud de que no hay alguien en el escenario nacional con la solvencia moral y política como para marcar la línea respecto de por quién votar a lo que estuvieron acostumbrados durante décadas pues entre los aspirantes a presidir el partido no se ve alguno que ostente la etiqueta de “candidato oficial” aunque se anticipan enfrentamientos internos por lo que muchos han dado en llamar los despojos de ese partido con los que el que resulte ganador aún podría construir un importante espacio de poder personal o del grupo al que pertenezca a lo que se agregaría el control del manejo de su presupuesto que alcanza cientos de millones de pesos en prerrogativas.
Por otra parte, con todo y que el Instituto Nacional Electoral será el encargado organizar la realización de su proceso interno también se ha sembrado en relación a cuál de los competidores contará con más habilidad para hacer uso de las mañas que tantos triunfos electorales le dieron al tricolor, como la compra de votos, “el carrusel”, “el ratón loco” y demás linduras de trampas que se vieron en incontables procesos lo que, se dice, no pueden evitar pues lo traen en su ADN y normalmente ya que como en la fábula de la rana y el escorpión los vence su naturaleza.
Sin llegar a una denuncia abierta hace días el candidato José Narro deslizó una tibia declaración en la que señaló al gobernador de Campeche Alejandro Moreno como el candidato de la cúpula priista mientras que en ciertas columnas de medios nacionales se le menciona como el gallo que protege el ex presidente Enrique Peña Nieto lo que no le quita al campechano su condición de favorito para ganar la contienda.
En este orden y fuera de esos augurios la actual presidenta del comité ejecutivo nacional del tricolor Claudia Ruiz Massieu podría ser recordada durante muchos años como la última figura designada dirigente de ese partido por decisión o dedazo de un presidente surgido de ese partido.
Así entonces, como ciego en la oscuridad por aquello de la falta de línea el PRI se encamina a la realización de su consulta a la base para renovar su dirigencia nacional que si todo le sale regularmente aceptable iniciaría funciones el próximo 20 de agosto, veremos cómo llega a esa fecha.
