Ángel Castillo Torres.
Diciembre 03, 2023
Los expertos en campañas políticas coinciden en que uno de los componentes más importante para ganar una elección es el perfil del candidato. Importa mucho a los electores conocer sus antecedentes, experiencia, oferta política, padrinazgos y el historial del partido que lo postula. Estas particularidades pueden ayudar o dificultar la pretensión de llegar a ser un candidato fuerte, con posibilidades de éxito, o bien, un competidor insignificante, de antemano perdedor y hasta ingenuo.
Pongamos por caso a los candidatos del PRI que de entrada tienen que cargar sobre sus hombros con todo el desprestigio que los mancha por actos de corrupción cometidos a largo de su historia en el poder. Ser postulado por el partido tricolor coloca al aspirante en desventaja. El PRI es el partido más rechazado por los electores. Casi el 49% de los electores nuca votaría por él.
Desde la etapa de precampañas, que se supone están dirigidas exclusivamente a los militantes y simpatizantes de cada partido, estos rasgos son determinantes para que un aspirante a candidato (a) vaya acumulando fortalezas y simpatías, o bien, para que sus ambiciones se esfumen en el aire.
La reflexión es oportuna debido a que desde la semana pasada nos hemos enterado de que un buen número de hombres y mujeres de los distintos partidos han dado a conocer que ya se inscribieron, o están por hacerlo, para competir por una candidatura. Son muchos los que quieren y andan con la rienda suelta, desbocados, buscando ganar la nominación en sus respectivos institutos políticos. Pero, como sabiamente nos dice la Biblia: “Son muchos los llamados, pero pocos los escogidos” (Mateo 22:14), así que no siempre consiguen su objetivo. La lista de aspirantes es muy amplia, hay de todo. Algunos son impresentables y de negras referencias, su historial los mancha. Otros, por el contrario, están limpios, poseen carisma y un enorme potencial para ser bien recibidos por los electores. Los que quieren otra vez, los de siempre, los que son un costal de mañas y pertenecen a la añeja clase política de todos los partidos y que se caracterizan por cargar conocidas historias de corrupción, incumplimiento de promesas y pocos resultados, ni sudan ni se abochornan cuando se les critica por esa obsesión enfermiza de aferrarse al “hueso”.
Son unos baquetones que no se ruborizan cuando manifiestan muy ufanos que están dispuestos a “sacrificarse, una vez más, para servir al pueblo”. Afortunadamente hay otros aspirantes que entusiasman, generan confianza y esperanza de que en las próximas elecciones podría darse un relevo generacional que mande a los dinosaurios y bebesaurios de la política local al museo de antropología e historia.
Para el Senado de la República y Cámara de Diputados ya hay precandidatos.
“El que aspira, suspira”, y vaya que por todas las regiones del estado ya se oye el resoplido de los que quieren. En los partidos más fuertes, Morena y el Verde, ya hay precandidatos para competir por una curul en el Senado de la República.
Por el Movimiento de Regeneración Nacional se han inscrito Gabino Morales Mendoza y Rita Ozalia Rodríguez Velázquez. Por el partido Verde se han formalizado las precandidaturas de la señora Ruth Miriam González Silva e Ignacio Segura Morquecho.
En el convenio nacional de la coalición “Sigamos Haciendo Historia”, firmado por el Verde, PT y Morena se acordó que la primera fórmula será para el partido del Tucán, pero la secretaria nacional de Morena, Citlalli Hernández, afirma que ese acuerdo es provisional y que una encuesta será la que tenga la última palabra. A leguas se ve que los de Morena no quieren aceptar lo pactado en el convenio de coalición. Esto anticipa problemas. Pero algo que es innegable es que luego de los gritos y sombrerazos que de seguro habrá, la decisión final la tomará el presidente Andrés Manuel López Obrador y se la hará saber tanto al gobernador Ricardo Gallardo como a Mario Delgado, dirigente nacional de Morena.
Una vez tomada la decisión los hoy aspirantes cerrarán filas y cantarán agarrados de la mano y formando un círculo “El Himno a la Alegría”, aunque no les guste. Los que pierdan la nominación no creo que estén dispuestos a pelearse con el máximo líder de Morena (AMLO). Ello será así porque en este momento, y salvo que llegará a ocurrir una calamidad de dimensiones bíblicas, la coalición que forman el Verde, Morena y PT van a ganar. Así que los perdedores tendrán que disciplinarse, no pueden arriesgar un triunfo casi seguro por terquedad. Por lo demás los que pierdan la nominación seguramente recibirán un premio de consolación como pago a su lealtad y disciplina.
Ahora bien, si nos asomamos a los terrenos del PRI, PAN y PRD (coalición Fuerza y Corazón por México) los posibles aspirantes al Senado siguen deshojando la margarita. Pueden ser candidatos al Senado Enrique Galindo, Xavier Azuara, Sara Rocha y Verónica Rodríguez Hernández. El problema es que Enrique Galindo no se decide si va a ir en pos de la reelección en el Ayuntamiento de la capital o si va a competir por un asiento en el Senado de la República. Galindo está consciente de que puede perder y eso sería su tumba política. Es más competitivo en la reelección municipal, son mayores sus posibilidades de ganar. Pero si él no acepta ir al Senado ahí está Xavier Azuara para entrarle al toro de frente. El dueño del PAN en San Luis Potosí ha hecho fintas de querer, pero sabe que sería un salto al vacío, mordería el polvo. Está comprobado que el bebesaurio panista es un pragmático y convenenciero jugador, por eso prefiere reelegirse como diputado federal, eso sí, por la vía plurinominal.
Los que van en caballo de hacienda por una diputación federal.
Hace unos días la coalición «Sigamos Haciendo Historia» dio a conocer el siglado que define qué partido va a competir por cada uno de los 7 distritos federales electorales de San Luis Potosí. De acuerdo con el convenio nacional firmado por el Verde, Morena y el PT cuatro distritos son para Morena y tres para el Verde. Matehuala, primer distrito, es para Morena; el 2 con sede en Soledad de Graciano Sánchez, es para el PVEM; el 3 con cabecera en Rioverde para Morena; mientras el 4 y 5 de Ciudad Valles y San Luis Potosí siglará el Verde y el 6 y 7 de San Luis Potosí y Tamazunchale serán para Morena. Sin embargo esto no es definitivo, puede haber intercambio de posiciones entre ambos partidos, todo dependerá de un sondeo que dirá que aspirantes son más competitivos en cada distrito.
Por ejemplo, si se llegará a confirmar que Juan Carlos Valladares compite por el 6 distrito con cabecera en la capital, será el rival más fuerte y seguro ganador. En ese distrito domina el Verde. En el primer distrito (Matehuala), el Verde tiene a dos prospectos que pueden ganar con relativa facilidad, Sonia Mendoza y el actual diputado federal Alejandro “Jano” Segovia. Otro distrito que tiene muy trabajado el partido Verde es el séptimo con cabecera en Tamazunchale donde Cristian Sánchez, actual diputado federal, puede ganar sin despeinarse. Salvo que la candidata por el PRI, PAN, PRD, sea la diputada local Bernarda Reyes. Entonces el resultado se vuelve incierto.
En Soledad de Graciano Sánchez (distrito 2), bastión de la gallardía, no hay quien le quite el sueño al Verde, el, o la que pongan, gana. El quinto con cabecera en la ciudad capital difícilmente pierde el PAN. En el tercero (cabecera en Rioverde) Morena será muy competitivo si facilita la reelección del actual diputado federal Kevin Ángelo Aguilar Piña. Le disputarían la posición el actual diputado local Héctor Mauricio Ramírez Konishi que ya está listo para defender los colores de Movimiento Ciudadano.
¿Y el PRI? No figura para ninguna diputación federal de mayoría hasta este momento, es un fantasma. Aunque bueno sería que su actual dirigente estatal, Sara Rocha, originaria de Real de Catorce, abanderara heroicamente a su partido por el primer distrito federal electoral con cabecera en Matehuala. Pero lo más seguro es que no se arriesgue a una estrepitosa derrota y mejor amarre una diputación por la vía plurinominal. Ese ha sido siempre su plan y todo indica que esa posición ya la trae en la bolsa, aunque el costo sea enterrar al tricolor el próximo año.