El día del sexo, o del “amor y la amistad”

Toño Martínez

 Febrero 14, 2019

La infidelidad, el rasgo que más se pondera en la realidad y en bromas por esa fecha.

¿De veras ganaron los buenos sentimientos y la amistad en el Día del Amor y la Amistad?; o los ganones fueron restaurantes, florerías, tiendas de regalos y moteles.

La respuesta, si nos sujetamos solo al 14 de Febrero, fue que las utilidades fueron, en ese orden, los moteles, florerías, restaurantes, y luego las dulcerías.

Si, también hubo un renglón de buenas ganancias y este fue el de la venta de globitos. Pero no precisamente los de helio de brillantes colores rojos, grises, azules, morados todos en color metálico y con dibujos de corazones, ositos, caritas sonrientes o frases como “Te Amo”… “Eres lo máximo”… “Eres el motor de mi carro”… “Tuyo para siempre” y otras.

Pero tampoco fueron esos. Los globitos que se vendieron al por mayor fueron condones.

El concepto equivocado del amor, alentado por el mercantilismo que llena los medios de información masiva convenciendo de que el amor se tiene que demostrar con un regalo, derivó en una lamentable pérdida de valores, principios y moral, que está a años luz de distancia desea misteriosa energía que es el Amor.

Una cosa se dice, lleva a la otra; lo digo para disuadir la idea que somos mochos, falsos moralistas o hipócritas al tocar la interpretación común del amor entre jóvenes y adultos.

La realidad es más cruda que las percepciones y el impacto de una conquista -me refiero sobre todo a hombres y mujeres casados-, pues esa concepción del amor desencadena mermas tremendas a la economía doméstica, abandono de obligaciones familiares, conflictos de pareja, rebeldía en los hijos y los cada vez más frecuentes endeudamientos que terminan en angustias depresivas.

El Día del Amor, así se tome a chascarrillo o hasta motivo de bromas despectivas en tantos de esos programas basura de entretenimiento en la televisión, no favorece la relación de parejas que lo toman como desahogo sexual en tales casos.

Para empezar, de acuerdo a estudios diversos, la mujer casi empareja el índice de infidelidad con los hombres. Y no nos vamos a meter con asuntos de formación, marginación, ausencia de valores y sobre todo por nulo respeto de pareja o pleitos como causales.

Es más bien la moda, la frivolidad, el vacío espiritual, o conceptos como esos de que “estoy casado pero no me entiende mí pareja y me siento tan solo o sola”.

Cuando nos aferramos a ese pensamiento, olvidamos que con la infidelidad destruimos a la familia, dañamos a los hijos, carcomemos los cimientos de una familia y a la larga, la mujer quiérase o no queda estigmatizada porque así somos de hipócritas, y el hombre condenado por las santurronas pero elevado al rango de “ese es mi héroe” por los hombres sin reparar en que se “héroe” dejó como los huracanes, una estela de daños.

Ríanse, búrlense, critiquen o simplemente expresen un “ese está loco”, es un mandilón o “de que presume si es igual”, pero el tema toca llagas, pisa callos a más de veinte –ellos y ellas- los hará reflexionar en el amor y en especial la forma como celebramos “El Día del Amor y la Amistad”.

Pensemos que en la distorsión que provocamos en los niños y adolescentes, nuestros hijos o quienes sean. No les arrebatemos la inocencia o felicidad que les produce enviar o regalar un mensajito de amistad a sus compañeros y amigos. No tenemos derecho a ello.