El fantástico legado de la Profesora Oralia Gutiérrez Barrios

En memoria a 20 años de su fallecimiento.

Toño Martínez

Uno de los legados poco conocidos de la prolífica arqueóloga, investigadora de las culturas ancestrales de México, y fundadora del Museo Regional de la Huasteca Potosina, profesora Oralia Gutiérrez Barrios fue su propensión a estudiar el fenómeno OVNI (Objeto Volador no Identificado) y afirmaba ser una contactada por inteligencias extraterrestres que telepáticamente le entregaban mensajes e información sobre las civilizaciones antiguas de nuestro territorio.

Parada en la esquina de las calles «16 de Septiembre» y «Manuel José Othón» de la colonia Obrera de Ciudad Valles -a unos metros de donde radicaba- una tarde de septiembre allá por los 90’s Oralia Gutiérrez Barrios mirando al cielo entre cables de corriente eléctrica me decía: «Mira, allá arriba, más arriba de las nubes hay varias naves de llegan por las tardes, suspenden su navegación y sus ocupantes se conectan conmigo; ahora mismo me están contactando».

Entre la señora Oralia Gutiérrez y yo había una amistad cercana fincada en mi actividad periodística y su función pública.

Compartíamos la misma afinidad por escudriñar la historia de los pueblos originarios y la manifestación de figuras sobre pared de cuevas de seres no terrestres que les trajeron conocimientos.

Fue la señora Oralia Gutiérrez quien me orientó para descifrar la misteriosa aparición de un ser semejante a un niño de pelo rubio en una milpa de la comunidad serrana «La Mesa» municipio de Tampamolón Corona, a un indígena de poco contacto con los habitantes de la zona al grado que no conocía el idioma castellano y un hermano tuvo que servir de intérprete al entrevistarlo

Al mostrarle a Gutiérrez Barrios un boceto de aquel ser, Gutiérrez Barrios extrajo un libro de los archivos del museo sobre dioses de culturas mexicanas y me dijo «mira seguramente que se trató de Centéotl, el Dios del Maíz» mostrándome la imagen.

Fue tan impactante e insólito el avistamiento de Centéotl, que el famoso curandero Domingo Ramon Guadalupe o Beto Ramón respetuoso de la cosmografía de nuestras culturas construyó con permiso de la comunidad un pequeño mausoleo en cuyo centro se encontraba una planta de maiz con hojas de bordes dorados, que era donde el «Dios del Maíz» se había tomado jugueteando cuando apareció al indígena. Este caso sigue siendo un apasionante misterio.

La directora del museo me habló explícitamente del dios del Maíz, los rituales en su honor antes de las siembras y las cosechas.

Por eso y bastos conocimientos de historias no podía desconfiar de Oralia Gutiérrez, o de Sánchez como prefería que le dijeran por reconocimiento a su esposo el maestro de Secundaria Asdrúbal Sánchez.

Los seres de las estrellas, me decía, cruzan por el firmamento en oleadas durante las noches en los meses de noviembre y diciembre de cada año, y navegan de Oriente al Poniente, rumbo al Golfo de México.

Su ruta por aquí, me explicó, no es casual; se guían por pulsaciones electromagnéticas o energía que surge de los sitios arqueológicos de «El Consuelo», o “Tamohi”, y “Tamtoc» has de cuenta que fueran un radio faro para los OVNIS.»

Fueron muchas las conversaciones sobre extraterrestres y su vinculación con nuestro pasado y presente.

Exploraciones por separado sobre la «Cueva de los Monos» en la reserva de la Biósfera El Abra-Tanchipa donde para entrar hay que hacerlo por un reducido túnel arrastrándose para encontrar en su interior diversos petroglifos en el techo y paredes. La boca de la caverna da hacia un foso profundo y por ahí no hay acceso, nos llevaba horas pues todo apunta a que quienes ahí estuvieron fue algún grupo de las tribus que formaron parte de las primeras migraciones del hombre tras ingresar al continente americano.

Los temas nunca se agotaron. Sirva este breve relato sobre la maravillosa experiencia de haber conocido el talento superior de la profesora Oralia Gutiérrez Barrios, como homenaje a su memoria en el aniversario vigésimo de su partida.