Toño Martínez
Marzo 20, 2025
Mujeres de México y el mundo exigen justicia, igualdad y seguridad. Tienen el derecho de ser rebeldes
Cada grito desgarrador de «era mi hijo, era mi hija» frente a una prenda de vestir ensangrentada junto a una fosa clandestina; el «ni una más, ni una más » …»El violador eres tu, el violador eres tu». La frase “tocan a una y tocan y respondemos todas» demostró como nunca este 8 de marzo la decisión valiente de las mujeres de México y el mundo por consolidar la batalla de siglos por ganarse el respeto, la justicia, la igualdad y el derecho a la seguridad y la vida que les corresponde.
Surgió la mujer rebelde con brutal causa, la mujer de la subversión positiva que derriba lo que no funciona, lo que la dañe; la guerrera no como título coloquial ni membrete en discursos vanos o reconocimientos de papel si no en la calle, en los caminos, en las comunidades indígenas, escuelas, empresas, plazas públicas, frente a puertas cerradas del desdén oficial, de palacios refugio de gobiernos de conciencia torcida que se burlan de la desesperación de las madre, de las mujeres, familiares y amigas de las desaparecidas no solo físicamente sino de agendas de investigación oficial… más no de la memoria colectiva.
No fueron protestas aisladas ni causas inventadas como dice el gobierno; tampoco la perversa versión del poder legislativo aliado de un proyecto político no del pueblo, que pretende distorsionar el reclamo de justicia acusándolos de tener origen politico. tramas de la oposición o planes del exterior para desestabilizar a México. Por favor ni ellos mismos se lo creen.
Cómo no sentir que hierve la sangre de los mexicanos cuando escuchan las grotescas expresiones vomitativas del presidente del Senado Gerardo Fernández Noroña llamando a las madres buscadores y a las feministas que buscan protección contra tanto depredador, de ser grupos manipulados por medios de comunicación y oposición política carroñera, para perjudicar al gobierno de su «compañera presidenta» (Claudia) mientras allá en el México de frio o de calor siguen desapareciendo personas y matando mujeres.
Madres, buscadores y feministas son legiones de mujeres de carne y hueso, de tenis o zapatilla, de huarache, de pantalón de mezclilla y rostro. sudoroso sacudidas por la rabia surgida de la impotencia y del miedo por la incertidumbre del «quien sigue» siguen removiendo tierra.
El atroz hallazgo de los hornos crematorios, ropa, zapatos, fragmentos de hueso y pertenencias que reflejan el horror que vivieron cientos de jóvenes que buscaban con ilusión un empleo y terminaron masacrados en el rancho «Izaguirre» de Teuchitlán Jalisco no es un mito ni leyenda negra sino una llaga purulenta que estigmatiza al Gobierno de la 4T.
Que no todo es culpa del sexenio de López Obrador ni de los 5 meses de Sheinbaum tanto lo del rancho «Izaguirre» de Teuchitlán como otras 5000 mil fosas en distintos estados es correcto pero los 52 mil desaparecidos en el mandato de AMLO no se comparan con los 81 de Carlos Salinas ni con los 17 mil de Felipe Calderón o los 34,500 de Enrique Peña Nieto.
Tampoco los feminicidios ni los homicidios. Tanto los colectivos de las MADRES BUSCADORAS así con mayúsculas, como los movimientos feministas van a transformar las estructuras del país no solo en materia de justicia si no también en lo político y en la protección de la ley a sus garantías y derechos e igual en todo lo que incida para una vida con dignidad, paz, de prestaciones sociales efectivas donde en complementariedad con el hombre puedan proteger y formar una familia sana en todos los órdenes.
Hasta ahora la única reacción de la presidenta ha sido presentar a la carrera iniciativas de ley para fortalecer a las buscadoras, ampliar la protección a las mujeres pero cuyos resultados ni ella puede garantizar.
Ya no habrá como se percibió en las manifestaciones de 8M y acciones de resistencia de las mujeres marcha atrás en su búsqueda de seguridad y para que paren las desapariciones y asesinatos de mujeres; que las niñas, adolescentes, jóvenes, trabajadoras, ejecutivas, profesionistas vivan en escenarios sin peligro de salir y no regresar.
El himno de batalla seguirá retumbando hasta explotar los tímpanos del gobierno. “…
Que retumbe fuerte nos queremos vivas/ que caiga con fuerza el femenicida…A cada minuto de cada semana nos roban amigas/ nos matan hermanas/ destrozan sus cuerpos /las desaparecen…no olvides sus nombres señor presidente (a)