“EL PLAN QUE NO ES PLAN”

Por: Alma Gutiérrez Ibarra

Mayo 02, 2019

Si existe una verdad en el documento del Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024 que presentó el presidente Andrés Manuel López Obrador es que no cubre las expectativas que generó su triunfo en las pasadas elecciones. No es necesario ahondar mucho en sus 64 páginas para dar cuenta que le acomoda mejor llamarlo “Manual Moral”.

La presentación del documento revela en una primera lectura que no se debe esperar un contenido sustancial ya que luego del recuento histórico que se hace de la responsabilidad del gobierno federal en turno de presentar los ejes rectores de su sexenio, revela en sus últimos párrafos el egocentrismo de nuestro presidente.

En un discurso encaminado a considerarlo como “salvador” del pueblo bueno, considera a la llamada 4T como la única alternativa para que en México se elimine “la mafia del poder”, a los fifís o a cualquiera que se contraponga a su ideario político.

Las primeras líneas hacen un recorrido, no histórico pero sí enjuiciador, de los últimos gobiernos federales e inicia con Miguel de la Madrid al que califica como la transición al neoliberalismo. A partir de ahí, el texto desmenuza y crítica todas las políticas neoliberales porque dice que en México “este modelo fue aplicado de manera más encarnizada, brutal y destructiva”.

Sin darse cuenta, quienes redactaron parte de esta presentación terminan por calificar de dañino algunas de las políticas que el gobierno obradorista puso en marcha.

Por ejemplo, se señala que el neoliberalismo eliminó los subsidios generales y los reemplazó por sistemas clientelares focalizados en los sectores más depauperados, o en cristiano los más empobrecidos. Entonces, ¿no es eso lo que proponen los programas y subsidios de López Obrador?

Dar becas a los jóvenes, a las madres solteras, a las personas de la tercera edad, y a otros sectores más, o acaso ¿eso representa un sistema clientelar altamente productivo para MORENA? Si no lo creen así, esperen las elecciones por venir, donde esos jóvenes que ahora reciben las becas “Benito Juárez” ya estarán, algunos de ellos, en edad de votar.

¿A dónde irán esos votos? Al PRI represor y culpable de lo que el mismo Plan señala como “el mayor desastre” del país; o podrían dar su voto al PAN porque también gobernó en ese periodo entre 1982-2018 donde los gobiernos responsables “recurrieron a una simulación generalizada como sucedáneo del cumplimiento efectivo de la ley suprema y de las derivadas”.

No es necesario ser analista político para vaticinar que miles de esos jóvenes que ahora reciben en efectivo su beca, sin ni siquiera justificarla con un estudio socio económico o un promedio aceptable, votarán a favor de MORENA. Gran botín electoral.

Y saltándome a lo que podrían ser llamados “capítulos de moral obradorista”, veamos el epílogo de rimbombante subtítulo “Visión de 2024”, donde se promete que luego de 36 años de deterioro sostenido habrá salarios que recuperen su poder adquisitivo en al menos el 20 por ciento; que se fortalecerá el mercado interno y va más allá y lo cito textual: “Nadie padecerá hambre, la pobreza extrema habrá sido erradicada, no habrá individuos carentes de servicios médicos o medicinas y los adultos mayores recibirán pensiones justas y podrán vivir sin estrecheces materiales”.

En papel y discurso todo es maravilloso y posible, solo quiero saber señor presidente ¿cómo va lograr estas metas sin un Plan Nacional de Desarrollo? Porque el actual, no lo es.