El pueblo bueno y sabio está a un poco de ser asaltado una vez más

Dr. Jaime Chalita Zarur

Diciembre 12, 2020

En diversas ocasiones, me he referido a la vida democrática de nuestro país, la he catalogado como una democracia dirigida, en el mejor de los casos, pero que en realidad es una populista y manipulada a través de tantas artimañas que los malévolos, y especialistas de las campañas políticas saben aplicar, pero, además, desde luego aceptado por quienes van a la cabeza de cualquier proyecto político.

Nos hemos quejado, en muchos espacios y muchas personas, como la sociedad de México, está polarizada, enconada, además dispuesta a la violencia, con tal de que la idea política individual, triunfe.

Desde siempre, hemos sido víctimas del populismo, no es ahora, siempre los gobiernos se apoyan en las promesas que no cumplirán, eso es en las más sentidas necesidades y en la ilusión de llevar a este gran país, al lugar que le correspondería pero, nunca ha llegado; así lo hemos vivido y lo vivimos ahora.

El próximo año tendremos elecciones y prácticamente se han conformado dos bloques de partidos políticos. La maniobra no podía ser mejor, cada bloque tendrá aliados, partidos políticos que comulgan con ideas políticas pero, aunque no lo hagan serán servidores de los que tienen más seguidores, asegurando sus registros y, desde luego, el dinero público que se llevarán a la bolsa unos cuantos. Así de conveniente y pragmática se han convertido las ansias de poder y dinero público. El pueblo bueno y sabio está a un poco de ser asaltado una vez más.

Lo indecible es que, cada uno de esos bloques, tendrán partidos políticos aliados y cada uno, tendrá cantidades de dinero inimaginables. No solo entra, como ha sido y ahora es, dinero del que se declara, también dineros obscuros y sin declararlo, para luego cobrar facturas que este pueblo, que en su nombre se dicen y prometen barbaridades, no debe. Asesinato social.

Independiente de quien gana o pierde, las cantidades de dinero, sumadas, son corresponsables a un país cualquiera, con recursos suficientes para no tener pobreza, pero que en el nuestro, la tenemos y en demasía, convirtiéndose en una herida que lastima, sin terminar de sanar.

Luego entonces, no son los que trabajan, en cualquier sector, quienes provocan la pobreza, son ellos, los políticos, casi todos, que en contubernio le apuestan con dinero público y privado, a tal, o cual proyecto político, para luego cobrar las facturas, dejando a un lado la importancia del verdadero pueblo que padece hambre, inundaciones, desastres, violencia, feminicidios, educación, salud, trabajo, vivienda. La lista es casi interminable.

Qué importa que suceda en la vida gregaria de nuestro México, con tal de que la soberbia, egos y, avaricias, triunfen obteniendo el poder por sí mismo, solo eso. Si cuesta vidas, no importa, si se hace pelear a las personas por otras pocas, aunque no nos conozcan, igualmente.

La persecución de lo que sirve a todos, debería ser el interés de la generalidad de la población y no, lo que se decide desde un grupo muy reducido de personas, pero que, en realidad es la regla de oro manipulando el sentir de la gente.

El restablecimiento de la salud pública, la reactivación de nuestra economía, avanzando para terminar con la pobreza, el combate en contra de la impunidad y la violencia que vivimos, son los mínimos que deberían unirnos y luchar por ese bienestar para todos. Cierto, habrá muchos otros temas que arreglar pero, el inicio puede ser muy bien, lo que ahora nos lastima y, que todos queremos cambiar.

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