Toño Martínez
Junio 17, 2019
Ex secretario de Gobierno buscó la fabulosa riqueza en Tamán, donde una leyenda cuenta que fue escondido por el emperador Azteca.
Uno de los enigmas que más atraído la atención de investigadores, historiadores y buscadores de fortunas ha sido el tesoro de Moctezuma Xocoyotzin, el emperador que poseía tal cantidad de riquezas en piezas de oro, plata, piedras preciosas, jade, que despertaron la codicia del conquistador ibero Hernán Cortes, pero que jamás pudo convencerlo de entregarle ni decirle el lugar donde las ocultó.
Desde Noviembre de 1519, cuando Moctezuma y Hernán Cortés tuvieron su primer encuentro en un palacio de la Gran Tenochtitlán, y los sucesos posteriores que culminaron con la muerte del Gran Tlatoani, el tesoro de Moctezuma se convirtió en un misterio que sigue subyugando a los amantes de la aventura y buscadores de tesoros.
Una de las muchas leyendas tejidas en torno a la posible ubicación del tesoro de Moctezuma tiene que ver con San Luis Potosí, concretamente con Tamán, un poblado perteneciente al municipio de Tamazunchale, de la etnia Náhuatl, que cuenta en la actualidad con poco más de 1200 habitantes.
Tamán se localiza al borde de la carretera Nacional México-Laredo, en los límites entre San Luis Potosí e Hidalgo, a 14 kilómetros de Tamazunchale, con dirección a la ciudad de México.
Para los descendientes de las tribus que poblaron esa parte de la Huasteca, Tamán significa “Lugar del Encuentro”, porque presuntamente fue ahí, en las márgenes del río Moctezuma, donde el emperador mexica ocultó su riqueza previo a la llegada de los conquistadores -que ya estaba profetizada a través de diversas señales durante 10 años-, trasladándolo en docenas de canoas para encomendarlo a caciques Huastecos.
Algo más acerca de esta versión debió haber conocido el político huasteco Héctor González Lárraga, más conocido como Tito González, pues en la década de los 80’s siendo Secretario General de Gobierno en el mandato del Gobernador Carlos Jonguitud Barrios, desplazó una buena cantidad de equipo pesado como bulldozzer D7, dragas, vibradores para partir rocas, extractores de lodo, cuadrillas de trabajadores para desviar una parte del río, a menos de un kilómetro de Tamán y buscar el tesoro.
Trabajaron día y noche removiendo el lecho del río; extrajeron toneladas de rocas haciendo correr la versión de que tratarían de que le darían mayor profundidad a esa parte porque estaba azolvada, para evitar futuros desbordamientos del rio.
De esa manera alejaban a los curiosos.
Personalmente, Tito González supervisaba los trabajos trasladándose con frecuencia de la capital potosina a Tamán.
De acuerdo con la versión de vecinos, lo que extrajeron fueron objetos de valor como alhajas, centenarios y dinero en baúles, pero que habían pertenecido a familias que vivían en las orillas del río y fueron arrastradas por la corriente en una inundación.
Entre ellas estaba la familia del comerciante Gregorio Mentado, quien perdió a su esposa, cinco hijos y pertenencias.
Pero, se sabe, del tesoro de Moctezuma nunca encontraron nada.
El enigma persiste, pues la versión de un cronista de la época de Moctezuma, Bernardino de Sahagún, los soldados de Cortés que habían descubierto una puerta secreta en el palacio de Axayácatl, donde estaban alojados, quedaron deslumbrados al derribarla y descubrir una inmensa colección de joyas y objetos de metales preciosos.
Pero, no existe ninguna mención ni en las crónicas de Sahagún, Bernal Díaz del Castillo, en artículos de David Cuevas Góngora como en ningún otro autor sobre Tenochtitlan y Moctezuma Xocoyotzin, en relación donde lo que sucedió con el tesoro.
Pero Tamán, está incluido en el imaginario colectivo de los aventureros que insisten en buscarlo.