Filiberto Juárez Córdoba
Lunes 31 de agosto de 2020
UNO DE LOS PERSONAJES notables de Villa de Reyes, lo mismo en el servicio público que en actividades religiosas, fue Ignacio Palacios Robledo. Trabajador de PRONAPADE, cuando esa empresa y la termoeléctrica, eran las únicas industrias en una región dedicada a las actividades agropecuarias, Nacho Palacios, se distinguió por buscar apoyos para la gente que vivía en el entorno de la productora de papel destinado. Como integrante de los grupos de la parroquia que organizaban las fiestas patronales, ocupó diversos cargos, incluido el de mayordomo, siempre con aceptación y buenos resultados en sus tareas. Incursionó en la política, como militante del PRI, obteniendo el cargo de presidente municipal, con un amplio respaldo. Luego fue diputado local, con muy buen desempeño. Después se dedicó a sus actividades personales pero nunca dejó de participar y apoyar las causas que consideraba necesarias para su gente. El domingo, 30 de agosto, Ignacio Palacios Robledo, lamentablemente falleció. Por la contingencia sanitaria, no se permiten ceremonias fúnebres multitudinarias, pero algunos villarreyenses consideran que al menos un minuto de silencio en una sesión de cabildo y una guardia de honor ante su fotografía, en la galería de los expresidentes, merece como homenaje. Independientemente de las diferencias y discrepancias políticas que siempre habrá en Villa de Reyes, nos dijeron, Nacho Palacios, se supo ganar la confianza y simpatía de muchos de sus paisanos. Descanse en paz, el buen amigo.
EN OTROS TIEMPOS, no vayan a creer que ahora, había políticos muy rudimentarios pero ingenioso y con buenas dosis de sentido común, algunos muy desfachatados y folclóricos, que a su estilo definían los conceptos y circunstancias de su quehacer. Cuéntase que había uno que a cada rato remarcaba que la política se rige por leyes no escritas. Sobre todo cuando le decían que tenía que respetar algunas reglamentaciones. No faltó quien le dijera que las leyes eran no escritas, ya era tiempo de que las plasmaran en un documento, que las escribieran pues, para que todos pudieran consultarlas y saber a qué atenerse. No, contestaba, porque eso sería “descriminatorio”, ya que nos dejarían fuera a los que no sabemos leer y escribir, que somos la mayoría de los políticos. Hubo otro que acostumbraba soltar señalamientos en contra de sus adversarios, con el ánimo de que se convirtieran en rumores –las redes sociales eran diferentes y presenciales, no funcionaban a distancia- que circularan en los corrillos placero cafeteriles. A veces alguien le decía que eso no era cierto y lo iban a desmentir. Un rumor no tiene que ser cierto, nomás que sea creíble, les reviraba, además, cuando un rumor empieza a ser desmentido oficialmente, la gente lo da por verdadero. Si alguien le insistía sobre lo desproporcionado del señalamiento, sentenciaba, así está bien, en política una buena calumnia a nadie se le niega, hasta al calumniado le cae bien, porque eso indica que tiene fuerza y lo quieren bajar a toda costa. Político que no calumnia o no ha sido calumniado, no es político, concluía.
LO ÚNICO QUE NO PUEDE hacer un político de verdad profesional, decía otro, es llevarle la contraria al jefe o decir que está equivocado, al jefe no se le rebasa ni en carretera, aunque vaya a vuelta de rueda. El jefe, en política, es como el cliente en el comercio, siempre tiene la razón, pues de él depende que comamos. Estas y otras percepciones se les atribuían a políticos del siglo pasado, no sabemos por qué nos acordamos de ellas ahora que las cosas son diferentes, que los políticos, según el discurso oficial, ya no son como los de antes, no son como, porque pareciera que son los de antes, los mismos, pero ya no son lo mismo, a ver si entienden el galimatías. Todos son tan políticos que todos calumnian y son calumniados, al menos mientras las cosas no entren en el terreno de las comprobaciones. Andamos tan metidos en el acusadero, que ahora hasta la ley va a estar sujeta a votación. Se va a consultar al pueblo para ver si se somete a juicio a los expresidentes. Si hay pruebas que los sometan a los tribunales, sin andar haciendo consultas a nadie, pero que sea de acuerdo a las leyes escritas pues las no escritas sólo el jefe sabe lo que dicen y a él no se le puede llevar para nada la contraria. Había alguien que refería un refrán antiguo que aconsejaba, cuando salgas de viaje pégale a tu mujer, tú no sabes por qué, pero ella sí, y un díscolo advertía que eso se podría aplicar siempre a la política, cuando andes en campaña, a tu adversario siempre acúsalo de corrupto, puede que no sepas por qué, pero él sí. Esperemos que en el próximo proceso electoral, la ciudadanía esté por encima de los folclorismos y ponga en su lugar a los que en lugar de anunciar sus propuestas y proyectos para ganar, quieren vencer descalificando al adversario. En lugar de decir lo que ellos van a hacer bien para que cambien las cosas, se centran en decir lo que los demás hicieron mal para que ya no los vuelvan a elegir.
EN LA DISPUTA por la presidencia de la Cámara de Diputados, que en este tercer año de actividades legislativas le corresponde a la tercera fuerza política, que acuerdo a los resultados electorales vendría siendo el PRI, pero según los acomodos y movimientos interparlamentarios, podría ser el PT, el asunto va en vías de solución respetando los acuerdos iniciales, con la participación destacada de dos potosinas. En los reacomodos para evitar que Gerardo Fernández Noroña, alegara que su fracción tiene más votos que el PRI, 4 diputados del PRD, decidieron solicitar su cambio de fracción parlamentaria, Antonio Ortega Martínez, Ma. Guadalupe Almaguer Pardo, Abril Alcalá Padilla, y Jesús de los Ángeles Pool Moo. Con esos votos el PRI llega a los 50 y queda como tercera fuerza. La propuesta para presidir la cámara está integrada por Dulce María Sauri Riancho, presidenta; Sara Rocha Medina, vicepresidenta, y Martha Garay, secretaria. Aunque nadie se iba a imaginar que algún día, Lupita Almaguer, iba a estar sentada en una bancada tricolor, dos potosinas, Sara Rocha y ella, demostraron que cuando se trata de operar políticamente, saben hacerlo y bien. Hay ocasiones en que lo importante es evitar problemas mayores, si de por si hay un ambiente de confrontación en el país, con alguien como Fernández Noroña, presidiendo la máxima tribuna de representación ciudadana que es la Cámara de Diputados, ya se imaginarán el nivel de los debates. Ahorita ya está diciendo que hay que cuidar al presidente porque lo pueden matar. El que dicen que se echó para atrás fue Oscar Bautista Villegas, que habiendo hecho toda su carrera gracias al PRI, ahora se montó en el Verde y no quiso apoyar al partido al que le debe todo. En fin, parece que este arroz ya se coció, ahora falta que el guiso cumpla las expectativas que provocó. NOSOTROS DECIMOS:
Si la gente está esperanzada
Por mejores derroteros,
Aunque haya nuevos arrieros,
¡Sigue la misma mulada!