Galindo, de primer priista del estado a primer subordinado de Alito.

Ángel Castillo Torres.

Octubre 31, 2023

Las torres que en el cielo se creyeron un día cayeron en la humillación.

El poder solo se somete ante más poder.

Lo bajaron de la nube en que andaba, le hicieron saber que en el PRI solo hay una voluntad que impera, la de Alejandro, Alito Moreno. Galindo había comprado el cuento de que era el primer priista del estado y que todos, incluido el dirigente nacional, estaban obligados a consultarlo acerca de cualquier decisión que se tomara con respecto al priismo local, ¡cuanto infantilismo político!

Se ve que el Jefe Galindo no conoce los usos y costumbre del PRI que luego de 94 años consiguió instalar una cultura política autoritaria en los usos y costumbres de este partido.

Creyéndose que era el líder máximo del priismo potosino, Galindo intentó controlar las estructuras directivas del PRI para consolidar su proyecto político. Pero Alejandro Moreno tenía otros planes, imponer a dos de sus aliadas: Sara Rocha y Frinné Azuara. Así que sin tomar en cuenta los planes del alcalde y luego de un desaseado proceso electivo, Alito Moreno instaló en el mando estatal del PRI a sus incondicionales.

Este golpe de realidad aplicado sin misericordia al alcalde capitalino fue suficiente para que pusiera los pies sobre la tierra. El berrinche que protagonizo aquel 26 de agosto de este año al abandonar la asamblea del Consejo Político Estatal solamente quedó en una catarsis que ayudó por unas horas al alcalde a desahogar su frustración luego de la imposición de Sara y Frinné.

Después de esta experiencia le ha quedado claro a Galindo que el que manda en el priismo potosino es Alito y no él. Pero este mensaje de fuerza del dirigente nacional también fue para el resto de los priistas potosinos, todos han tomado nota que solamente la soberana y autoritaria voluntad de Alito es la que decidirá todo en las elecciones de 2024, es decir, estrategias, alianzas y sobre todo codiciadas candidaturas a cargos de elección popular.

La traumática experiencia que Galindo ha vivido con su dirigente nacional le ha servido para entender que el Partido Revolucionario Institucional es una organización que ejerce el mando de manera vertical a través del líder nacional en turno y que no hay derecho de réplica, ni espacio para la insubordinación. La mejor prueba de que ya lo entendió la observamos cuando hace unas semanas Alito vino a la capital potosina al segundo Informe de Gobierno de Galindo. Unas horas antes de este evento los dos políticos tuvieron que escenificar una farsa, mostrar con lenguaje verbal y corporal que no había ningún agravio y menos indisciplina. Los dos se vieron obligados a mostrar públicamente que no había ruptura y que en aras de seguir haciendo política debían conducirse como hermanos, dar la impresión de que la unidad al interior del PRI estaba intacta.

Galindo ha doblado la cerviz ante el líder nacional, se ha sometido al arrogante Alito Moreno que de esta forma consigue una victoria política sobre el maltrecho Galindo que ha tenido que hacer de tripas corazón porque necesita la firma de Alito Moreno para inscribirse ante el INE como candidato el próximo año. Galindo ha aprendido la lección: frente al autoritarismo de Alito sólo le queda callar y obedecer, de lo contrario su carrera política puede terminar.

Silencio cómplice.

“No sólo eres responsable de lo que haces, sino de lo que no haces, de lo que no defiendes y de lo que callas”.

Luego de este conflicto entre Enrique Galindo y Alejandro Moreno el alcalde ha decidido someterse a los lineamientos del dirigente nacional. La cultura de súbditos que reina en el PRI ha sido adoptada por el dócil “primer priista del estado”. Su religión política ahora es la disciplina y el vasallaje.

Galindo no se ha atrevido a tocar ni con el pétalo de una opinión la vergonzosa circunstancia que aqueja hoy al priismo potosino por la imposición de Sara Rocha y Frinné Azuara. Ello a pesar de que el Tribunal Estatal Electoral ya emitió una sentencia en la que comunicó que la elección de estas dos militantes fue ilegal y que el proceso de elección de dirigentes tiene que reponerse en condiciones de equidad, transparencia y legalidad.

Queda claro que Galindo no es un defensor de la democracia interna en su partido. Que no está dispuesto a encabezar un proceso de transformación democrático en donde la base militante participe en la toma de decisiones. Que no le importa que el desprestigio continue manchando la imagen del PRI por reproducir y mantener la peores prácticas políticas de viejo régimen.

CARAS Y CARETAS.

Pedagogía política, educando a nuestros lideres.

Hoy toca analizar a esa especie denominada los lamebotas. Hagamos un perfil conductual del zalamero.

Es el principal promotor de chismes e intrigas palaciegas. Esparce su veneno con mucha facilidad, todo para quedar bien con “El Jefe”. ¿Qué horas son? Las que usted diga Jefe.

Lambiscones hay por todas partes, así que ¡atención! funcionarios de primer nivel, diputados, alcaldes y futuros candidatos, ¡cuidado con ellos! Son lobos con piel de oveja.

Recomendación: Cuando alguien empiece a lamer las suelas de tus zapatos, colócale la bota encima, de preferencia en el pescuezo, antes de que comience a morderte.  Son animales rastreros, ponzoñosos y muy peligrosos. No tienen ideología, sólo intereses. En la búsqueda de un beneficio, casi siempre relacionado con la asignación de obra pública, desde luego sin concurso previo (por asignación directa), o bien con el afán de vender bienes y servicios a alto precio donde siempre ofrecen un 10,15 o hasta un 20 % de “moche”, los lamebotas tejen su telaraña con paciencia para atrapar al tomador de decisiones. En otras ocasiones lo que buscan es obtener un cargo público o de elección popular. En su estrategia de seducción el lambiscón desciende en su capacidad de crítica hasta nivel de piso. Su vocabulario se torna servil y su conducta referencial es acompañada de halagos a quemarropa; el lambiscón es experto en usar la lisonja oportunista, practica una moral de reptil. Fernando Chávez Méndez, fracasado secretario del Ayuntamiento de la capital es un ejemplo sobresaliente de este tipo de personajes.