Regocijo inunda al priismo y lo oxigena.
Toño Martínez
Contundente golpazo asestó el Partido Revolucionario Institucional (PRI) al partido del presidente Andrés Manuel López Obrador, Movimiento Regeneración Nacional (MORENA), al ganarle con impresionante margen la elección de Diputados locales en Coahuila, y presidencias municipales en Hidalgo.
Los primeros resultados de ambos procesos hasta el 85% de las casillas computadas 23 de los 26 distritos los ganó el PRI mientras que MORENA quedó en tercer lugar general.
En el estado de Hidalgo dónde el PRI tenía 15 presidencias municipales había ganado 10 más para llegar a 25 contabilizadas 80% de las urnas.
Como ejemplo de la diferencia de votos entre el PRI y MORENA citaremos a los distritos 01 donde el candidato del PRI obtuvo 35.6% mientras que el de Morena llegó al 25.9; en el 02 el PRI se llevó 42.1% mientras que MORENA se quedó solo con 18.0%; en el O5 fueron para el PRI 49.1% de los sufragios y para MORENA fue apenas 22.3%.
El Revolucionario Institucional confiaba en llevarse los otros distritos faltantes.
Con esas victorias la moral de los priistas creció como la espuma, porque derrotar a MORENA fue lastimar al ego de López Obrador.