Ángel Castillo Torres.
Noviembre 28, 2023
Han iniciado las hostilidades de lo que será un prolongado y conflictivo proceso electoral en el que se combatirá con uñas y dientes por el poder en México y en nuestro estado. Las elecciones que culminan el 2 de junio del próximo año están en su fase preliminar. A nivel nacional las precampañas ya están en curso.
En San Luis Potosí los partidos y sus potenciales candidatos levantan la mano, hacen fintas, conspiran y se preparan para el asalto final. Es mucho lo que está en juego y por eso los competidores velan armas y están dispuestos a jugarse el todo por el todo. Las alianzas a nivel nacional ya están negociadas y en breve influirán de manera definitiva para combinar los escenarios y candidatos locales que competirán.
Morena, Verde Ecologista, PAN, PRI, PRD, Movimiento Ciudadano y los partidos de minorías decidirán en nuestro estado quienes serán sus candidatos al Senado de la República y a las diputaciones federales y locales en las próximas semanas. En cuanto a las alcaldías lo sabremos hasta marzo del próximo año. Pero mientras estas importantes decisiones se toman habrá mucha confrontación, guerra sucia, polarización, rupturas, decepciones y, finalmente, una luz al final del túnel.
Morena y el Partido Verde en su laberinto, distantes y confrontados.
Los dos partidos con mayor fuerza y probabilidades de éxito no acaban de ponerse de acuerdo. Si bien a nivel nacional está decidido que el Verde y Morena irán en alianza para apoyar a Claudia Sheinbaum, en nuestro estado hay discrepancias acerca de cuál partido tendrá el privilegio de decidir a los candidatos al Senado de la República y al Ayuntamiento de la capital.
Morena quiere a Rita Ozalia Rodríguez y Gabino Morales como candidatos al Senado, pero el Verde ha decidido que sean la señora Ruth Miriam González Silva, esposa del gobernador Ricardo Gallardo Cardona y el extitular de la Secretaría de Desarrollo Social del Gobierno del Estado, Juan Ignacio Segura Morquecho sus candidatos.
Frente a este dilema el presidente de la república y los dirigentes nacionales de Morena tendrán que decidir a quienes le ofrecen su apoyo. La decisión puede dañar la alianza que a nivel nacional han firmado Morena y el Verde. Así que la complicación para los tomadores de decisiones en Morena es evitar que la alianza se perjudique y que ambas fuerzas entiendan que no pueden confrontarse y que tienen que negociar. No está fácil la decisión. Para Morena y el Verde es importante ir juntos, no romper, se necesitan mutuamente para ganar.
Preservar la unidad en torno a Claudia Sheinbaum es fundamental, pero también es vital no dañar una vez más a los militantes históricos y leales de Morena en San Luis Potosí como cuando les impusieron a Mónica Rangel, la doctora muerte, como candidata a la gubernatura. Para resolver esta encrucijada hay dos posibles soluciones. Primera. – El partido Verde y Morena van cada uno por su cuenta y haber luego dé a como les toca, o bien, Segunda. – Los cuatro aspirantes al Senado (Ruth Miriam, Juan Ignacio, Rita y Gabino) aceptan someterse a una encuesta abierta a militantes y simpatizantes de ambos partidos para que ese instrumento de investigación demoscópica y sus resultados, decidan.
Pero ¿por qué es importante quién gana esta pelea? Veamos. Para el gobernador Ricardo Gallardo lo que está en juego es su proyecto de continuidad en el 2027, si gana podrá dejar fuera de toda duda quién es el que tiene el control político del estado. En cuanto a Morena ganar la posición es una cuestión de dignidad, reivindicación, congruencia, fortalecimiento y preservación del proyecto de la 4T en San Luis potosí. Así que ¿Quién se quedará con las candidaturas al Senado? Pronto lo sabremos.
Quien gobierna la capital gobierna el estado.
En cuanto a la disputa por la candidatura para quedarse con la joya de la corona (el Ayuntamiento de San Luis Potosí), la cosa está que arde también. Morena desearía que Leonel Serrato fuera su candidato, pero el gobernador Gallardo no lo traga. Leonel lo sabe y ha tratado en las últimas semanas de limar asperezas con el joven mandatario. Sin embargo Ricardo Gallardo preferiría que ganara la reelección Enrique Galindo, con quien podría cohabitar, a tener que soportar las veleidades de un impredecible y conflictivo Leonel Serrato. Pero el ala dura de Morena encabezada por Gabino Morales y Rita Ozalia está terca a que sea el notario público su abanderado. Ellos creen que Leonel puede ganarle a Enrique Galindo y al gris Gilberto Hernández Villafuerte.
El escenario ideal para Gallardo, pensando en su propia sucesión en el 2027, es tener bajo control la capital del estado y el casi seguro nuevo municipio de Villa de Pozos. Estos dos territorios junto con Soledad de Graciano Sánchez, más los muchos municipios que pudiera llegar a ganar el gallardismo en las elecciones de 2024 le darían al actual gobernador un amplio margen de maniobra para dejar sucesor a modo. Así que hay que decirlo sin reservas, lo que está en juego en las elecciones de 2024 no son solo los muchos cargos de elección popular que se pelearan en esa coyuntura, lo más importante es quién se convertirá en hegemónico el día D (2 de junio de 2024), porque el partido ganador podrá aspirar con bases sólidas a ganar la gubernatura en 2027. Es decir, para Ricardo Gallardo lo que se juega el próximo año es su propia sucesión, que puede ser una continuación de terciopelo o un verdadero martirio si no le resultan favorables los números en las elecciones el próximo año.
Enrique Galindo: ¿Ser o no ser candidato?
“Ser o no ser, esa es la cuestión”. Esta es la primera frase de la obra de teatro Hamlet, escrita por Shakespeare alrededor del año 1603. Esta frase simboliza la pregunta esencial de la experiencia humana, interrogación que causa angustia frente a las tensiones que se producen entre la voluntad y la realidad. Es decir, una cosa es querer algo y otra, que realmente se pueda obtener. Lo anterior viene a propósito de todo el contexto que hemos planteado en líneas arriba, ello porque ahora es menester subir a escena a uno de los actores centrales de esta trama, me refiero al actual alcalde de la capital Enrique Galindo Ceballos.
El presidente municipal ha sido muy prudente al no adelantarse mostrando cuáles son su verdaderas intenciones en cuanto a la continuación de su carrera política. Sin soltar prenda ha dicho que a finales de diciembre despejará la incógnita. Pero de que quiere, quiere. Nada más que como es un escrupuloso priistas de la era dinosáurica sabe que en política, como en el juego de cartas, el juego no se enseña. Está actuando con frialdad y mente estratégica. Sigue a la espera de que los escenarios maduren y los actores políticos muestren sus armas y salgan al llano para tomar una decisión definitiva. Sus opciones están dibujadas en el horizonte con bastante certeza, o compite por una curul en el Senado de la República con las siglas del PAN que ya en múltiples ocasiones le ha hecho saber que está dispuesto a cederle la candidatura, o bien, decide buscar la reelección en el Ayuntamiento de la capital. Si decide ir por la senaduría y gana, cosa que no es nada fácil porque el Verde y Morena están mejor posicionados en todas las regiones del estado, disminuiría su visibilidad y los recursos económicos para apuntalar su aspiraciones eterna de llegar a ser candidato a gobernador en el año 2027.
Así que todo indica que acabará por jugársela en un lance temerario buscando la reelección por la alcaldía que hoy controla. Enrique Galindo ha hecho un buen papel al frente del Ayuntamiento y por ello cree tener los méritos suficientes para volver a presentarse en las urnas. Los mayores peligros que podría enfrentar si decide ir a la aventura de la reelección no son sus adversarios del Verde, Morena o Movimiento Ciudadano, la amenaza mayor y más letal se origina en los instintos depredadores y usureros de los dirigentes nacionales del PAN y PRI que buscarán cobrarle muy caro el derecho de piso si acaso quiere ser candidato de la coalición “Fuerza y Corazón por México (antes Frente Amplio por México). Galindo está secuestrado y a merced de estos demonios. Pero no tengo la menor duda de que al final su Voluntad de Poder (Nietzsche) será más grande que sus recelos.