Toño Martínez
Mayo 20, 2020
Periodismo, hasta ahora el único contrapeso a las perversas intenciones de AMLO a pesar de las amenazas; partidos dormidos; sociedad civil lo intenta.
Aunque por salud mental y para no someterme a la tortura de escuchar el sonsonete monótono y soporífero que usa el presidente Andrés Manuel López Obrador en sus “mañaneras”, hace tiempo dejé de asomarme ni siquiera por curiosidad o morbo a sus shows mini mediáticos, no puedo ni debo sustraerme como periodista a permanecer atento a los exabruptos agresiones y planes torcidos que buscan desmantelar al país y sus instituciones, valores y principios, pues al final del día es México y su gente lo que está en juego.
Me convenzo en consecuencia, de que el periodismo – no todo por supuesto-, los articulistas, columnistas, comentaristas independientes y uno que otro en empresas establecidas, se está convirtiendo en el único contrapeso a un gobierno, el de Andrés Manuel López Obrador que un día sí y una semana, un mes y año también vive para destruir la unidad de los mexicanos -con todo y los parches que haya tenido-, exterminar recursos, provocar confrontación de clases; satanizar a quienes han sido factor de desarrollo como es el caso de los empresarios e inversionistas nacionales y extranjeros; que gasta el dinero público en caprichosos programas socialistoides que por más nobles que pudieran parecer carecen de sustento financiero para su permanencia.
No puedo pasar por alto el tamaño de la irresponsabilidad de López Obrador cuando a una semana de que la Organización Mundial de la Salud calificara al Coronavirus como una pandemia, promovía los besos y abrazos, seguía celebrando mítines masivos en sus giras y el colmo de su delirio mental alejado de toda lógica y sentido común fue el 14 de Marzo cuando se dirigía a Xochistlahuaca estado de Guerrero y tomó a una niña en brazos, la levantó, la beso ocho veces y le mordisqueó las mejillas.
A pesar de las criticas fuera y dentro del país por su irresponsabilidad, López Obrador todavía tuvo la desfachatez en otra de sus comedias mañaneras, de afirmar que el remedio contra el Coronavirus era la honestidad, y en una actitud sacrílega citó la frase “Detente enemigo, que el corazón de Jesús está conmigo” mostrando estampitas.
Resultado de sus incitaciones fue que miles y hasta millones de personas no tomaran en serio a la pandemia y ahora México superó a China en número de muertos por el COVID19 al alcanzar el miércoles 20 de Mayo los 5,666 personas fallecidas y 54,346 contagiados con 11 mil 762 activos.
Había necesidad de llegar a tanta víctima si López Obrador hubiera actuado como gente normal y tomado inmediatas medidas preventivas como inyectarle dinero al sistema de salud que ya venía muy debilitado por los recortes presupuestarios, de estimular a los médicos y personal en general de hospitales en lugar de acusarlos de haber actuado como mercantilistas de la salud en el llevado y traído periodo neoliberal. La respuesta la sabemos.
Más aun, en aras de reafirmar el compromiso periodístico frente al poder político lunático, me indigna que mientras en el mundo la tendencia es recurrir a las energías limpias como la eólica, solar, geotérmica, hidráulica en lugar de combustibles fósiles por el grave daño que provoca al medio ambiente y que es además no renovable, el gobierno de Andrés Manuel haya cancelado contratos para su explotación y anuncie que seguirá utilizándose el petróleo y sus derivados prohibiendo la participación de la inversión privada en la generación de energía limpia.
Los partidos políticos que se supone debieran ser el equilibrio para evitar tantas sandeces en perjuicio de México solo reaccionan tímidamente; las organizaciones civiles intentan agruparse formando alianzas para hacer frente al gobierno destructor pero avanzan lento.
Queda entonces el periodismo de compromiso, ético; los periodistas que a pesar de las amenazas veladas de López Obrador y su gente son cada vez más firmes en denunciar sus planes perversos de acabar con el país.
Son quienes tienen o tenemos el valor de defender y aplicar hasta donde es posible los cinco principios básicos del periodismo que define la Red de Periodismo Ético y que son: 1) Verdad y precisión; 2) Independencia; 3) Equidad e imparcialidad; 4) humildad y 5) responsabilidad. Me atrevería a incluir un 6º principio que es Compromiso social.
Pero la sociedad cuenta, es vital para poner alto a un sistema de gobierno fallido y pernicioso.
No quiero con esto decir que volveré al suplicio de chutarme las “mañaneras” como se dice coloquialmente nooo, pero sí de no perderme en la indiferencia de no hacer nada desde mi trinchera. ¿Estamos?