Dr. Jaime Chalita Zarur
Octubre 05, 2019
México, nuestro País y, seguro estoy que nos apasiona nuestro hogar común. Es el continente de nuestra Patria, en donde se desarrollan nuestras viandas dándonos la identidad como mexicanos.
Así, quienes vivimos en el continente de esta parte del Mundo, tenemos la oportunidad de ser y luchar por el Progreso personal pero, igualmente, por el de nuestra sociedad comunitaria. Somos seres inmejorables cuando se trata de ayudar en las adversidades comunes pero, igualmente nos convertimos en los enemigos casi perfectos.
Por extraña razón, somos nosotros mismos, quienes en afanes protagónicos o, de superioridad, deseamos imponer con lo que sea, nuestra postura, en el lugar de buscar los equilibrios y acuerdos que nos puedan dar soluciones gregarias.
La historia reciente nos demuestra que hemos perdido el camino comunitario y, con ello, el orgullo de ser mexicanos, cuando no se trate de futbol o, compartir una cerveza que luego en el abuso de cualquiera de estas prácticas, hasta muertas resultan algunas las personas.
Con lo que hemos hecho de nuestro País y, lo que hemos permitido que nos hagan propios y extraños, nos hemos convertido en el tema favorito de descalificación y críticas de muchas personas, pero del presidente de nuestro vecino del norte, en especial.
Insultos, obligación de hacer y decir, lo que a los intereses de esta persona le conviene, es en lo que se ha transformado la parte más cruda de nuestra historia compartida con nuestro vecino.
Los peores descalificativos, los ha dicho este personaje, a la hora que quiere y cuando así lo estima pertinente. La campaña para querer permanecer en la presidencia de su país, se ha iniciado y desde luego los agravios están por agudizarse.
Pero, ¿realmente es uno o, varios culpables de lo que nos pasa? Como se debería ver con responsabilidad, es que, nosotros mismos somos esos responsables que en el tratamiento de cualquier tema para mejorar nuestra vida compartida, termina en desastre o, hasta en una tragedia.
No hemos encontrado el camino de las construcciones colectivas. Nuestra cultura habiendo sido superior a la de otros países, perdió el camino correcto. En México se crearon universidades antes que otros países pero, la maquinaria descarriló en algún momento y, no tenemos más allá de lo que deberíamos merecer.
Enfrentar nuestra realidad como Pueblo de México, es muy complicado. Más lo sería hacer un verdadero acto de honestidad, para encontrar, no culpables pero si, responsables; iniciando esta reflexión, viendo que es lo que en nuestra individualidad hemos hecho por los demás.
Seguro esto que las culpas entre todos los mexicanos, nos las repartiríamos con generosidad muy predecible, siempre buscando echar culpas a los demás pero, jamás aceptando nuestras individuales responsabilidades.
La conciencia social es algo que no se nos ha dado por voluntad propia.
El solo pensar en uno mismo, empieza a ser criminal, pues nuestro actuar sin importar los demás y cuando haya que asumir las consecuencias, sin aceptarlo, no está matando nuestra dignidad social.
Es el momento de apartarnos de la mezquindad y construir nuestras vidas en torno al núcleo social que nos de la convivencia.