Dr. Jaime Chalita Zarur
Septiembre 10, 2022
El periodo electoral ya está en marcha y, ni sí quiera contamos con su inicio legal. Parece que la carrera electoral del 2024, sin importar tiempos y, confrontando al INE, para seguir desacreditándolo, pero también a la sociedad, para desestabilizar la fragilidad de nuestra relación como mexicanos, por quienes luchan por el poder y el dinero de los mexicanos, para comprometer la República Mexicana en un caos, que nos costará muy caro y, no solo en dinero, en vidas también.
Los distractores de la atención para que las personas no puedan pensar en cualquier tema, menos en lo urgente o, lo importante, están presentes cada día. La agenda nacional en las últimas dos semanas, ha estado ocupada por los temas del Presidente, sólo lo que le interesa para el propósito de la 4T. Recordemos que sin paz en nuestra Republica no habría 4T, así declarado por el Ejecutivo de la Nación.
Entre el pase de la Guardia Nacional a la SEDENA y, la ruptura del PRI, del pacto legislativo entre PAN y PRD, con la propuesta respaldada por muchos de los militantes de Revolucionario Institucional, para que la seguridad militarizada permanezca hasta el 2028, se fractura la confianza. Además, la discusión y posible respuesta de la Suprema Corte de Justicia, de la eliminación de la presión oficiosa, temas por demás importantes, pero polarizantes, que deberían ser resueltos por instituciones fortalecidas que, hoy, golpeadas y desacreditadas, no atinan a evidenciar resultados propios de beneficio a la población, sumidos en el temor de la calificación o, descalificación que recibieran de la sociedad.
La vida de los mexicanos, mujeres y hombres, está en las decisiones y, porque no decirlo, de muy pocos políticos. Ellos saliendo a las calles, dando conferencias, haciendo promocionales, viéndose al frente de grupos aparentemente numerosos, marchando triunfantes, reuniéndose en hoteles y restaurantes caros y de elegancia, pero que, en realidad, todo obedece a los acuerdos de cúpulas, buscando el servirse a partir de favores. Finalmente para no ser encarcelados.
¿Importan los demás? Por lo que vemos y, vivimos, no parece que importemos, más allá de ser cautivos electorales, para ganar las metas que se desean. Bastaría con un poco de vivir el día a día de la inmensa mayoría de las personas y, como los sufren en cualquier sentido pero, también, bastaría un poco, muy poco vamos, de sensibilidad, para escuchar a nuestro pueblo en sus males.
