Ángel Castillo Torres
01 de febrero de 2022
En el marco de una entrevista que el alcalde Enrique Galindo Ceballos concedió a los coordinadores editoriales de un prestigiado medio de comunicación potosino se conoció de la existencia de “un nicho de corrupción” que causó asombro e indignación// Una hermandad de villanos practicaban un sabotaje en perjuicio de la sociedad.
Ha sido descubierto un nido de corrupción en la Dirección de Catastro Municipal del Ayuntamiento de la capital. Se trata de una sofisticada red de complicidades en la que presuntamente estarían involucrados funcionarios de esa dependencia, quienes coludidos con otros forajidos de la misma calaña pertenecientes al Instituto del Registro Catastral de gobierno del estado y algunos notarios, formaban una siniestra hermandad para delinquir. El contubernio operaba para sabotear trámites y afectar el cobro de impuestos inmobiliarios a que tiene derecho el ayuntamiento, pero sobre todo dañaba el bolsillo de los contribuyentes. Esta anomalía que denunció el alcalde capitalino con extremo cuidado para no entorpecer las investigaciones y el debido proceso se convirtió en una bomba informativa que indignó a la opinión pública y puso a temblar a muchos.
Luego que se conoció de este pestilente asunto que destapó el alcalde Enrique Galindo Ceballos, las ondas hertzianas de Radio Pasillo que trasmiten desde el edificio de la Unidad Administrativa Municipal empezaron a divulgar masivamente el entuerto y a señalar con índice de fuego a los sospechosos. Uno de los principales operadores de esta sinvergüenzada que hace palidecer el brillo de la famosa “ecuación corrupta” ya fue separado del cargo, pues ocupaba una importante posición de mando en la Dirección de Catastro municipal. Es oportuno en este momento aclarar que esta red de corrupción estuvo vigente durante los tiempos sombríos en que gobernó ese héroe cívico próximo a ser elevando a los Altares de la Patria, el ilustre Xavier Nava. Despedir al primer presunto responsable de este enjuague, no fue fácil. El angelito se defendió con uñas y dientes. Gruñó, amenazó y se dijo víctima de una intriga. No quería irse. Suplicaba con frenesí que se le diera otra oportunidad. Como se sentía intocable, quiso resistir el despido. Y en un acto desesperado pidió ayuda a dos valedores (casualmente notarios públicos) quienes de inmediato intercedieron en su favor ante el alcalde para que se le otorgara clemencia. Pero de nada le valió el subterfugio, hoy ya ha sido desterrado del ayuntamiento y a paso de tortuga camina con la soga al cuello hacia la horca. Y mientras llega el Día del Juicio Final, se le ve flaco, ojeroso y sin ilusiones; se cuece a fuego lento en el infierno de su soledad como consecuencia de los tormentos psíquicos que le provocan el miedo y la incertidumbre. Lo angustia hasta el delirio la idea de pasar una larga temporada en el prestigiado hotel de cinco estrellas ubicado en la delegación de La Pila.
Este caso de presunta corrupción en al ayuntamiento de la capital concentra todos los ingredientes para que el Cabildo promueva ante autoridad competente un castigo ejemplar.