Ángel Castillo Torres.
Julio 26, 2023
La gira de proselitismo que realizó Claudia Sheinbaum en la capital del estado el pasado 19 de julio formalizó la alianza de la precandidata puntera de Morena con el gobernador Ricardo Gallardo Cardona.
Este pacto favorece los planes del presidente Andrés Manuel López Obrador y su partido para ganar las elecciones en 2024. El imperio político que el Pollo Gallardo ha construido a través de las estructuras del Partido Verde en todo el estado, sumado a la fuerza que tiene la precandidata Sheinbaum, convierte a esta fórmula en una poderosa maquinaria electoral para competir en las elecciones del próximo año. Si la oposición al oficialismo se duerme en sus laureles o subestima esta alianza va a ser avasallada en las urnas. El respaldo logístico, mediático y económico que el Partido Verde proporcionó a la ex jefa de gobierno de la Ciudad de México (Cd Mx) la semana pasada fue evidente e hizo posible que las actividades de la corcholata líder fueran exitosas. Sheinbaum sumo simpatías y adeptos, también desvaneció desconfianzas existentes en el ánimo de la clase empresarial potosina y plantó con fuerza su imagen en la opinión pública.
La incursión en territorio potosino de la aspirante consentida de AMLO tendrá un importante impacto en el forcejeo que ya se vive al interior de los partidos políticos. Los aspirantes de estas organizaciones interesados en figurar en las elecciones de 2024 deben leer con crudeza la alianza de facto que se ha establecido entre el gobernador Gallardo, la Sheinbaum y López Obrador. La alerta es, sobre todo para los partidos del bloque opositor agrupados en el Frente Amplio por México. Todos deben reconocer que la dupla Gallardo-Sheinbaum será el enemigo a vencer.
Pero hay dos problemas en Morena que preocupan a la ex jefa de gobierno de la CdMx, la división interna que afecta a este partido aquí en San Luis Potosí más los evidentes ascos que provoca en algunos de sus líderes la alianza de Morena con el gobernador Gallardo. Estos desbarajustes pueden debilitar la candidatura de Sheinbaum.
Algunos dirigentes morenistas se creen muy salsas y gritan a los cuatro vientos que no necesitan guajes para nadar. Rita Ozalia Rodríguez, Gabino Morales Mendoza y Leonel Serrato han sostenido públicamente que Morena se basta a sí mismo en San Luis Potosí para ganar las elecciones en 2024 y que con el Verde ni a la esquina. Pero si analizamos con rigor los argumentos de esta postura podemos detectar que están fuera de la realidad, son prejuiciosos, un desplante que choca con la estrategia nacional del presidente Andrés Manuel López Obrador. Lo que pasa es que Gabino, Rita y Leonel están cuidando su parcela porque no quieren quedarse fuera del reparto de las candidaturas y por eso quieren guardar una sana distancia con el gobernador y su partido. Ellos pierden de vista que la decisión de armar las alianzas en todo el país no es un asunto que les incumba, esa es una competencia estatutaria de la dirigencia nacional de Morena y sobre todo del presidente López Obrador que ya ha resuelto mantener la coalición con el partido Verde y el PT. Así que, conociendo de estos desarreglos, Claudia Sheinbaum ha hecho un llamado a la unidad a sus compañeros de Morena en San Luis Potosí para que no siembren la semilla de la discordia en el corazón de los partidos aliados.
La precandidata que lleva la delantera, según todas las encuestas, declaró: “Hay que buscar la unidad porque habemos seis aspirantes a la coordinación nacional de defensa de la Cuarta Transformación: cuatro de Morena, uno del Partido Verde y uno que representa al Partido del Trabajo”. Sin embargo, dominados por un espíritu faccioso, Gabino, Rita y Leonel ni siquiera quisieron darse por enterados del llamado a la unidad que les hizo la Sheinbaum, ignoraron el llamado de la que muy probablemente será la candidata de la continuidad del proyecto de la 4T. Estos personajes de Morena, alérgicos a la alianza con el partido Verde, se van a meter en problemas si continúan socavando la unidad del partido oficial. Si su intransigencia persiste y no adoptan una conducta más racional e institucional pueden ser expulsados del paraíso de la 4T y ganarse de paso la antipatía del presidente de la república que bien se sabe es el caudillo y preboste en Morena.
Gerardo Fernández Noroña y su deslucido activismo en SLP.
Otro aspirante de Morena a la candidatura presidencial que también realizó actividades de proselitismo en la capital del estado fue el polémico y colérico Gerardo Fernández Noroña. El diputado federal con licencia estuvo en San Luis Potosí un día después de que lo hiciera Claudia Sheinbaum. El jueves 20 de julio Noroña se empeñó en convencer a los electores de que es la mejor opción para sentarse en La Silla del Águila que dejará vacante el presidente de la república. El casi siempre rabioso diputado del PT se descosió dando rienda suelta a su febril imaginación. Afectado por un arrebato de megalomanía tuvo la puntada de afirmar que tiene todas las posibilidades de ganar la competencia interna en Morena. Ello a pesar de que las últimas encuestas lo colocan en un marginal cuarto lugar con un 7.7% de las preferencias de los militantes y simpatizantes de Morena, el Verde y el PT, frente a un 30.6 % de Claudia Sheinbaum, un 24% para Marcelo Ebrard y un 18.2 de Adán Augusto López.
Por lo hasta ahora visto Noroña está desempeñando el papel de comparsa y actor de reparto en el proceso electivo de Morena. Creo que a este iluso aspirante le aplica lo que alguna vez con ironía expresara Don Porfirio Díaz cuando molesto por el comportamiento de algún detractor decía: “Ese gallo quiere maíz”, “dicho que se aplicaba a alguien cuando andaba muy inquieto, alborotando el gallinero, y entonces el tirano se limitaba a aventarle algunos granos bajo la forma de cargos públicos, publicidad, curules, contratos o embajadas” (Parafraseado de la obra de Enrique Krause, Biografía del poder). Noroña busca tal vez que le otorguen como premio de consolación por su participación en la contienda de Morena alguna Secretaria de Estado o por lo menos una embajada en alguna república autoritaria y bananera como Nicaragua.