LA CRISIS QUE APLASTA Y APESTA

Por: Alma Gutiérrez Ibarra

Enero 23, 2020

Tras fallos, errores y omisiones en materia de seguridad, el Gobierno de San Luis Potosí cayó ayer en la peor de sus crisis tras la desaparición y, después sabríamos, el lamentable crimen de Aurelio Gancedo Rodríguez, expresidente del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y actual director en SLP del Instituto Reyes Heroles.

Independientemente que es muy pronto para pedir resultados de la investigación o el móvil de este hecho, resulta inocultable que es urgente que el gobernador Juan Manuel Carreras López tome cartas sobre el asunto y dé un manotazo sobre la mesa para sacudir la ineficacia de su gabinete de seguridad.

No se trata, como se lee en las redes sociales, de magnificar el asesinato de Aurelio solo porque fue un político reconocido en la entidad, sino porque el jefe del Ejecutivo debe tomar en cuenta que con este hecho se alcanzaron niveles que deben ser un foco de atención para él y su equipo; más si se suma que a diario vemos ir a la alza los robos, desapariciones, homicidios y otros hechos delictivos sin que se apliquen medidas, ya no necesarias, sino extraordinarias por la situación en la que se encuentra el estado.

Además, resulta increíble la pasividad (por no decir insensibilidad) con la que el Gobierno del Estado manejó, primero, la localización del coche, y después, el hallazgo del cuerpo en el mismo vehículo de quien fue reportado como desaparecido desde el pasado martes 21 de enero. Unas escuetas líneas apenas en donde el gobernador lamentó el hecho y envió sus condolencias a su familia. Ni una sola palabra sobre el reconocimiento del nivel que inseguridad que cae sobre SLP, mucho menos un enérgico llamado al gabinete de (in)seguridad o la tajante instrucción de resolver este y todos los casos pendientes a la brevedad. Muchos menos, un anuncio para remover de su cargo al todavía secretario de Seguridad, Jaime Ernesto Pineda Arteaga.

Seguramente el pesar de la muerte de Aurelio Gancedo quitó el sueño a familiares, amigos, conocidos, dirigentes de partidos y a los potosinos en general que nos sentimos indefensos ante esta escala de violencia, pero no así al secretario de Seguridad Pública del Estado quien mostró, una vez más, el poder que ostenta para seguir en su puesto sin importar que la crisis que le corresponde resolver sea cada día más cruel y contra quien sea.

No tengo duda que el manejo de una crisis es una tarea que no realiza siquiera bien el Gobierno del Estado, eso es claro, pero lo que resulta increíble a estas alturas es que Juan Manuel Carreras no considere siquiera que la ineficiencia, incompetencia, ineptitud e impericia sean motivos suficientes para buscar un nuevo perfil a cargo de la seguridad estatal, y nos muestre todo lo contrario. Y me parece que si Pineda se mantiene en su cargo será indicio que en esta materia los potosinos mejor debemos encomendarnos al santo al que le tengamos mayor fe.

Políticos de todos los partidos mostraron de inmediato su indignación ante este hecho que sacudió las noticias la tarde noche de este martes, sin embargo, no creo que “confiar” que la Fiscalía resolverá el asesinato sea una determinación digna de un jefe del Ejecutivo Estatal al que le acaban de matar a un correligionario de partido, amén de las simpatías y conexiones políticas que distinguieron a Aurelio a lo largo de su carrera.

Finalmente en este desolador panorama, el resto de los potosinos no podemos hacer más que cuidarnos entre nosotros porque la autoridad parece ciega, sorda y muda.

Mis condolencias y oraciones con la familia y amigos de Aurelio Gancedo Rodríguez. QEPD