Filiberto Juárez Córdoba
Lunes 09 de marzo de 2020
EN 1910, EN EL II Congreso Nacional de Mujeres Socialistas, en Copenhague, Dinamarca, la alemana, Clara Zetkin, propuso que el 8 de marzo fuera proclamado para celebrar, cada año, una jornada de lucha y reconocimiento por las mujeres trabajadoras, en homenaje a 146 obreras que murieron en un incendio provocado en una fábrica textil de Nueva York. Algunas versiones señalan que 129 trabajadoras de la empresa Cotton, de Nueva York, el 8 de marzo de 1908, se declararon en huelga. Ante la negativa de desalojar la fábrica fueron atacadas con bombas incendiarias, muriendo atrapadas en el fuego. Otras fuentes señalan que el incendio trágico en la fábrica neoyorkina, ocurrió el 25 de marzo de 1911. En noviembre de 1908, las trabajadoras de las empresas textiles, declararon numerosas huelgas para reclamar mejores condiciones laborales. Los paros se efectuaron por 13 semanas y durante las huelgas las obreras sufrieron despidos, ataques, detenciones y muchas vejaciones, pero se sostuvieron hasta lograr el triunfo de su causa.
OTRA REFERENCIA del Día de la Mujer, es la manifestación que se efectuó en noviembre de 1908, reclamando mejores condiciones de vida para las mujeres inmigradas, la abolición del trabajo infantil y el derecho de las mujeres al voto. También está La Jornada de Mujeres, que se celebró en el Teatro Garrik, de Chicago, para iniciar una movilización femenina para conseguir el derecho al voto. Por eso el 3 de mayo de 1908 está considerado como el primer Women’s Day, o Día de la Mujer, en los Estados Unidos. A este movimiento se le conoce como “mujeres sufragistas”.
POR LA PROPUESTA de Clara Zetkin, a partir del II Congreso Nacional de Mujeres Socialistas de 1910, alemanas, suecas, australianas y finlandesas, celebraron el Día de la Mujer. Una manifestación importante fue la del 8 de marzo de 1917, en Petrogrado, hoy San Petersburgo, Rusia, contra el gobierno zarista, pues se considera que detonó La Revolución Rusa. Las mujeres rusas, sonando cacerolas, reclamaban “pan y paz”. El retorno de los hombres enviados al campo de batalla y acciones del gobierno para terminar con la escasez de alimentos. Los obreros, en su apoyo, se declararon en huelga y la mayoría del ejército decidió no actuar para reprimir esos movimientos.
EL DÍA DE LA MUJER, fue reconocido por la ONU en 1975, definiendo que “se refiere a las mujeres corrientes como artífice de la historia y hunde sus raíces en la lucha plurisecular de la mujer por participar en la sociedad en pie de igualdad con el hombre”. Podemos decir entonces que surgió para reconocer el heroísmo femenino en las luchas laborales. Luego sirvió para que se organizaran en la búsqueda de derechos civiles elementales. Hoy es el foro en que las mujeres expresan sus múltiples inquietudes, reclaman igualdad de oportunidades, protestan contra la discriminación, rechazan la violencia y exigen trato digno en todos los roles de la sociedad. En México, el Día Internacional de la Mujer, generalmente se consideraba un festejo secundario, con una serie de felicitaciones y un detalle para las trabajadoras en sus centros laborales. Muchas menciones a la importancia de las mujeres pero sin tomar en cuenta el contexto que lo originó. El año 2020, será recordado como el año en que las mujeres decidieron tomar la calle de manera tumultuaria para reclamar frenos al acoso, cese a la violencia de género y que los feminicidios no queden impunes. Fue una expresión en la que los puntos de coincidencia superaron a las múltiples discrepancias que surgen en la interacción de masas y en la que, a pesar de provocadores y oportunistas que nunca faltan se demostró que hay limpieza en los propósitos y motivaciones. Esa decisión colectiva, impulsada por jóvenes pero secundada por gente de todas las edades, debe servir para replantear los esquemas de convivencia entre hombres y mujeres.
LO DEL DÍA DESPUÉS suena también interesante. Una convocatoria que empezó a rodar y se convirtió en un imparable alud. El 9 nadie se mueve, fue la petición, para que todos nos diéramos cuenta que si las mujeres dejan de lado sus actividades, se paraliza también todo. Las polémicas han surgido por los que han querido aprovechar el movimiento para sus fines y por los que en todo ven conspiraciones y trasfondos políticos. Es una bajeza montarse en una expresión de hartazgo o descalificarla, sin reconocer la legitimidad social que pueda tener. Hay que aprender a distinguir entre las acciones de los activistas y las reacciones realmente populares. Hayan sido quienes hayan sido las que convocaron -o los-, lo mejor que pudo haber hecho el gobierno es respetar la libre manifestación y no enredarse en satanizaciones y descalificaciones. Ni neoliberalismos, ni conservadurismos, ni izquierdas ni derechas, agrupadas en los partidos, tienen capacidad para motivar una acción como la que se vivió. Ni el gobierno siquiera, con toda la estructura de movilización que posee. Lo que falta ver ahora es qué pasará después. Que seguirá del nadie se mueve, de eso tienen que preocuparse los llamados actores políticos. O entienden el mensaje que les mandaron en estos días o se preparan a enfrentar una insurgencia femenil que los puede poner en su lugar. NOSOTROS DECIMOS:
Si cuando ni una se mueve
Generan crisis profunda,
Con un movimiento leve
¡Fácil nos dan una tunda!