“Libros de Bibliotecas Tienen más Polvo que Lectores»: Alberto Enríquez.

Toño Martínez

«Cuando vayas a algunas  bibliotecas es mejor que lleves  pañuelo porque seguro que estornudarás; los libros tienen más polvo que lectores».

Con esta expresión metafórica Alberto Enriquez, un huasteco entre los mejores 50 escritores de México, lamentó que se esté perdiendo el arte  embriagador de leer libros, en parte por la  Internet y por otra la pérdida de interés entre la juventud y aún adultos de recurrir a la palabra escrita para sumergirse en multiversos de aventuras y del saber

No es que esté  contra la tecnología de la información, aclaró, pero las plataformas cibernéticas   aflojeran especialmente a los jóvenes pues las utilizan para alguna tarea o consulta rápida aunque eso equivale a una masturbación mental por ser  textos simplificados que resuelven de momento  pero no los lleva a reflexionar sobre el contenido de lo que necesitan, comentó.

Claro, la otra parte de la Internet es de gran importancia es su enorme contenido de información de todo tipo y hasta libros enteros; solo es cosa de buscarlos.

Por desgracia los mismos maestros, comentó – salvo algunas excepciones- contribuyen a fomentar el desapego de la lectura entre niños y jóvenes porque no leen; el maestro de español por ejemplo cuando mucho recomienda a los jóvenes que lean a «Juan Salvador Gaviota» o «Juventud en Éxtasis»  que son la misma gata psicológica nomás que revolcada.

Autor de 20 libros que van de «Fatiga azul de marinero” el primero, hasta «Han matado a un pueblo’ y «Faltas a la Moral» los más recientes, Alberto Enríquez dijo que en México existen buenos escritores, y jóvenes, pero es complicado tener acceso a imprimir.

Más difícil aún es pretender ganar un premio porque hasta en el medio literario hay mafias,  gente que dificulta tu reconocimiento al talento.

Pero eso no debe frenar la creatividad literaria porque tú obra va por la aceptación del público no de un círculo elitista.

El escritor debe estar consciente también que la literatura difícilmente lo hará rico porque generalmente las ganancias llegan después de muerto y se las quedan los familiares aunque ni siquiera hayan leído uno de tus libros

Pero la satisfacción no es precisamente el dinero sino la delicia de escribir, de llevar tus ideas y reflexiones a los demás para que de alguna manera les sirva en reorientar su visión de la vida, de las cosas, de la conducta y de su interacción con la sociedad.

El literato huasteco Alberto Enríquez recomendó que para regresar a la belleza de la lectura seria adecuado formar círculos de lectura, mesas de estudio, tener en la mano un libro con ese olor a viejo o nuevo, con el color de sus páginas y cuyo contenido podamos releer una y otra vez.

Pero que no sean grupos selectivos sino abiertos para que no suceda como en la poesía que es elitista,  por lo general para personas preparadas que saben el significado de elementos gramaticales que le dan fuerza interpretativa.

Alberto Enríquez sigue creando, con una visión más contemporánea para la comprensión e intereses de las nuevas generaciones que afirma ya no son pasivas sino activas y participativas.