Toño Martínez
Junio 01, 2024
Entre las toneladas de textos con puntos de vista, análisis de expertos, posicionamiento, teorías y pronósticos sobre el posible escenario y resultado de las elecciones presidenciales de este domingo 2 de Junio, la única verdad que nos debe inspirar para votar es la familia, la comunidad y un destino prometedor para el país.
El objetivo debe ser construir en esta fecha una nueva era social hacia un futuro de certidumbre para los bebés que están naciendo, niños, ancianos, mujeres, hombres recursos naturales, seguridad, orden, salud, respeto, educación, fraternidad no odios entre nosotros.
No debemos dejar pasar esta oportunidad trascendental en manos de manipuladores psíquicos ni pensando en los partidos o en coaliciones políticas.
Desde la edad media a la contemporánea la evolución del ser humano y las sociedades ha sido espectacular y no debemos ni anclarnos en el pasado ni perdernos en manipuleos subliminales que los quieran marcar el futuro.
Que ese voto oculto que puede hacer la diferencia en resultados se manifieste este domingo, con deducción y valentía, sin manipuleos o compra de conciencias.
Veamos desde otra vertiente; se considera que si vota el 60% del padrón electoral podrá considerarse como una votación exitosa.
Pero con tantito sentido común vemos que el 40% restantes es decir los abstencionistas son millones de personas que generarían severo riesgo para la estabilidad política nacional por generaciones.
Quedarse sin participar bajo cualquier pretexto, ha sido como darle un contrato en blanco a la candidato o candidatos punteros a presidente del país, gobernadores (se cambiarán 9), Senadores, Diputados federales y locales y presidentes municipales para que se manejen sin escuchar, como reyezuelos.
Votar es compromiso con la nación democrática, darnos voz para exigir, ser tomados en cuenta para el diseño de programas de gobierno.
Para que arriesgarnos a que la propuesta de la Diputada federal Melissa Vargas para modificar el artículo 36 de la Constitución a fin de multar a las personas que no voten se apruebe.
Estamos viviendo las elecciones más violetas y delicadas de muchas décadas con 29 candidatos y políticos asesinados y cientos más amenazados junto con sus familias reflejo del grado de descomposición política, y en inseguridad que sufrimos y que no debe repetirse.
Ha sido claro que a lo largo de la historia la mentira, la falsa promesa ha constituido una especie de código en la genética de los políticos gobernantes, pero no podemos acostumbrarnos a verlo normal.
La frase del ex presidente de los Estados Unidos Abraham Lincoln lo advierte con toda exactitud: “Se podrá engañar a parte de un pueblo parte del tiempo, pero no se puede engañar a todo el pueblo todo el tiempo». Es nuestro turno.