Miguel Ángel Guerrero Arriaga
Junio 16, 2021
Una ciudad agobiada por el abandono de sus autoridades desde hace lustros, castigada por las naturales dolencias en los servicio que padece una urbe en constante crecimiento como es la capital del estado a lo que, fundamentalmente, se agregan unas arcas municipales sempiternamente quebradas que impide emprender una atención seria y frontal a los múltiples problemas que se enfrentan al igual que un reclamo cotidiano por parte de los ciudadanos por fallas y deficiencias en la prestación de los servicios es el poco alentador panorama que espera al nuevo alcalde capitalino Enrique Galindo Ceballos tan pronto tome posesión del cargo a finales de septiembre.
Todos los habitantes de la ciudad vemos, y sufrimos a diario el derrumbe del equipamiento urbano ocasionado por largas y numerosos años de olvido y desdén a remediar las consecuencias de no mantenerlo al día lo que se traduce, por ejemplo, en el agravamiento de la conflictividad en materia de movilidad con calles y avenidas con el pavimento destrozado y la pervivencia de los baches en las placas de rodamiento muchos de los cuales datan de hace muchos años y varios alcaldes y aún sobrevivientes de una guerra contra ellos como la que les declaró en su tiempo de alcalde Mario García Valdez.
Incluso, hasta esta temporada lluviosa Galindo podría estrenarse en la tensión y reclamos que generan las inundaciones ocasionadas por las lluvias en extensas zonas de la capital por las incontenibles bajadas de agua de los lujosos complejos residenciales de las partes altas del sur capitalino.
Y si de hablar de problemas de agua se trata, EGC tendrá para quebrarse la cabeza un rato por la insuficiencia en el suministro del vital líquido por parte del Interapas, lo que frecuentemente provoca manifestaciones y bloqueos de la circulación vehicular de la gente que no lo recibe, organismo también siempre al borde de la quiebra pues generalmente ha sido visto como fuente de enriquecimiento inexplicable por sus altos directivos.
Por otra parte aunque Galindo es considerado un experto en el rubro de la seguridad pública lamentablemente se encontrará con una corporación policiaca municipal deficiente para hacer frente con efectividad a la creciente delincuencia debido a su falta de equipamiento adecuado y a una manifiesta falta de capacitación en el desempeño de sus funciones y no modo que él se ponga a corretear a los delincuentes lo que lo obligará a hacer gala de creatividad.
Así entonces, ese nada envidiable paquete de problemas espera al nuevo alcalde y que deberá atender desde el momento mismo en que proteste cumplir con su obligación al frente del cargo, suerte.