Ángel Castillo Torres
Junio 09, 2020
El tiempo se agota y los diputados del Congreso del estado han entrado en terrenos peligrosos por su incapacidad para construir un espacio de diálogo y acuerdos que permita sacar adelante las reformas a la Ley Electoral que regirán los comicios del próximo año.
Una combinación de errores, ausencia de liderazgo, racismo, intereses facciosos y la inesperada llegada de una crisis sanitaria han provocado que la Reforma Electoral que se anunció con bombo y platillos no se defina.
Es urgente que los legisladores superen la parálisis que los tiene pasmados y que tomen consciencia de que si no parlamentan y acuerdan para dar vida a una Ley Electoral de hondo calado harán un ridículo de dimensiones colosales.
No pueden salir el 30 de junio a decir que no habrá modificaciones trascendentes a la Ley Electoral porque el Coronavirus no lo permitió, pero que no nos preocupemos, que al fin y al cabo los comicios de 2021 pueden ser regulados con los dispositivos de la ley vigente agregándole solamente uno que otro parche. Esta narrativa sería una forma torpe de justificar su incapacidad para cumplir con una de sus principales responsabilidades: Hacer leyes.
Es oportuno recordar que el 13 de marzo de 2019 el Congreso del estado instalo la Comisión Especial para la Reforma Político-Electoral con el fin de iniciar la revisión de las iniciativas que tienen que ver con este tema. También es pertinente traer a la memoria que el 14 de febrero de este año se publicó la convocatoria y el calendario que regularía la Consulta a Pueblos y Comunidades Indígenas. ¿Entonces, por qué ese paso de tortuga?
Los diputados están jugando con fuego y pueden quemarse. En especial si como todo indica omiten llevar a cabo la Consulta Indígena a la que ya habían convocado.
Según la Encuesta Intercensal 2015 del INEGI, se estima que en San Luis Potosí existen 630 mil 604 personas que de acuerdo a su cultura se consideran indígenas. Estos potosinos han demandado desde hace tiempo que se les reconozcan derechos políticos. Que la Ley Electoral del estado incorpore disposiciones para que puedan tener representación en los cabildos y en el Congreso del estado. Hay distritos locales y municipios donde el 60% o más de los electores son indígenas, (Por ejemplo el distrito14 con cabecera en Tancanhuitz y el 15 con cabecera en Tamazunchale).
Si se aprueba una ley electoral que no incorpore nuevos derechos políticos en favor de pueblos y comunidades indígenas se confirmará la existencia de un complot orquestado por una incipiente célula de diputados partidarios de la supremacía blanca que consideran que los “indios” no son “gente de razón”.
Sin embargo, donde se ejerce un poder autoritario surgen acciones de resistencia a ese poder. Así que los legisladores podrían enfrentar amparos y otros medios de defensa por su omisión en este tema.
Si los diputados y diputadas de la LXII legislatura no aprueban una Ley Electoral de avanzada se habrán ganado a pulso la etiqueta de conservadores, racistas y antidemocráticos. Serían considerados como los parteros de una regresión antidemocrática que deshonraría la añeja tradición de los demócratas potosinos que en otros tiempos lograron impulsar la transición a la democracia en México. (Recuérdese por ejemplo a Salvador Nava Martínez y su legado).
CARAS Y CARETAS.
El nuevo rector de la UASLP, Alejandro Zermeño, empieza con el pie derecho en su nueva responsabilidad. Siendo aspirante a la rectoría prometió iniciar una etapa de reformas profundas en la máxima casa de estudios.
Ha iniciado por revisar la prehistórica reglamentación que rige la vida interna de esta institución.
Hace 60 años que estas normas no son modificadas a pesar de que en el mundo ha ocurrido un cambio de época que enterró dogmas y paradigmas.
Al respecto y con brío reformador el pasado 2 de junio el rector Zermeño instaló la COMISIÓN DE NORMATIVIDAD que revisará y actualizará la legislación interna de la institución.
El rector y su equipo han iniciado el aggiornamento que requiere la UASLP.
Muchos egresados, estudiantes y la sociedad en general esperan un futuro prometedor para nuestra Alma Mater. ¡Que así sea!