Toño Martínez
Octubre 06, 2023
Nunca en la historia política de San Luis Potosí nos habíamos divertido tanto pero a la vez preocupado tanto, por el trapecismo de aspirantes a diputados locales, diputados federales, Senadores que cruzan de una cuerda a otra en el aire para atraer la mirada y el aplauso de los votantes.
Algunos no tienen red de protección y dan saltos al vacío; otros si acaso un hilacho. medio raído, y la mayoría están brindando un espectáculo frio repetido cada 3 y 6 años, con la única diferencia ahora de la mezcolanza de colores de sus mallas y playeras, unas moradas otras azules, amarillas, verdes o con los colores de la Bandera Mexicana y otros de plano con un tono arriba y otro de la cintura hacia abajo.
Como decía el comediante Jojojorge Falcón al iniciar su show «que gusto me da encontrarme de nuevo con ustedes y ver los mismos cab…ones con otras viejas, las mismas viejas con otros cab..ones».
El chapulineo está peor que nunca, dan ganas de llorar o buscar un plaguicida.
Se aferran a la posibilidad de regresar al dinero fácil de un cargo de elección, de conquistar a como sea cotos de poder donde la gente no cuenta sino sus ambiciones; y por eso vemos en el trapecio una carga pesada de gerontócratas cargados con toda clase de achaques disputando espacios con las generaciones Z, milenials y la Y en condiciones de desventaja.
Nada de extraño tuviera, a no ser porque estamos entre gerontócratas que ya probaron la embriaguez del poder en muchos casos, y no se conforman con haberse acabado las utilidades que obtuvieron y buscan recuperarse, y el relevo generacional.
Es ese segmento social donde el camaleonismo es atroz es decir cambian de color partidista como de ropa interior sin el mínimo recato.
El asunto es que los primeros traerán toda la experiencia en el servicio público…pero de 30 o 40 años atrás y muchas cosas cambiaron pero no están enganchados con innovaciones sociales, políticas, económicas, ambientales, tecnológicas que plantea la actualidad.
Los nuevos tienen ideas frescas, traen energía para reconstruir pero no tienen claro qué hacer; estamos empantanados y el escenario es incierto.
Esto obliga al electorado a jugar un papel más actuante, más escrupuloso a la hora de votar por quienes nos vayan a gobernar.