Lucha de clases, clientelismo electoral

Dr. Jaime Chalita Zarur

Julio 04, 2020

En una sociedad no debe, ni pueden, existir clases sociales definidas por índices económicos. El hombre no es un ser económico. Lo económico hace en el a su necesidad, no a su dignidad. Ramón Carrillo.

La lucha de clases es muy antigua y pareciera se hace en ello, incidencia a conveniencia. Se había conseguido una Nación Mexicana, no unificada, pero si, con una unidad muy aceptable, conquistando espacios favorables para la ciudadanía, haciendo valer su presencia. Hoy nos encontramos diseminados a expensas del ejercicio de un poder casi omnímodo, omnipresente y en muchos casos los ciudadanos viven con miedo, haciendo la vida miserable, llena de temor.

La lucha de clases, fundada en poder y el dinero de los ciudadanos, lo que es un grave error, y las formas de convivencia social, con sus debilidades, que muchos políticos aprovechan para engendrar envidias y rivalidades ciudadanas, o hace lastimarnos; el querer más que los demás y fomentar la zona de confort de las personas, así como la cultura del menor esfuerzo y el mínimo trabajo, explica los conflictos sociales en lo general. Muy conveniente para las clientelas electoreras. Nada de lo anterior es culpa de quienes se esfuerzan y trabajan.

Estoy convencido que la inmensa mayoría de la gente que trabaja cada día en forma honesta y gana el sustento personal y el de sus dependientes, contribuye a la riqueza de nuestra Patria. También, lo estoy que, quienes logramos salir de la odiosa zona de confort, la cual es altamente dominante y atrayente, conquistamos los espacios que nos corresponden.

Desde luego que lo que comento despertará, como es natural, polémica, principalmente en cuanto a las oportunidades, pero, habemos, la inmensa mayoría que hemos logrado salir de ahí, de el san lunes, para trabajar cada día, para lograr el mejor de nuestros esfuerzos, sin importar los límites cuando están dentro de lo correcto, en el lugar de estar dentro del menor esfuerzo y, o, favorecer el desvío a la bebida alcohólica abandonando la responsabilidad de día por transcurrir.

Muchas son las teorías del trato y contrato social, igualmente las opiniones al respecto. Una gran polémica que se instala en forma histórica de cómo debería ser la o las formas de ser gobernados. Un problema fundamental es, que vivimos engañados por las promesas de políticos, “del mundo mejor del mañana”, el cual nunca llega. La promesa que habrá justicia social por la exigencia de derechos, la promesa del trabajo remunerador, para luego pedir el “moche”.

Vivimos en la sociedad del engaño; en la exigencia de los derechos, lo cual esta bien, pero antes, tendríamos que cumplir nuestras obligaciones, las cuales son el deber que se cumple en una sociedad que se presume civilizada. Una sociedad que cada día es más exigente en los derechos que se le deben, pero muy pocas veces pensamos en obligaciones para luego vengan las exigencias de los derechos.

No hay más que el trabajo que enaltece y nos da libertad de ser y no esclavos de los demás. La vida se conquista cada día, cada momento.

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