Toño Martínez
Marzo 05, 2020
Con o sin regulaciones, consumo de cannabis es abrir la caja de pandora
Una de las imágenes impactantes que me quedaron grabadas de la infancia, fue el pavor que nos envolvía cuando uno o varios sujetos, salían de terrenos enmontados cercanos riñendo entre ellos, agrediendo a la gente en las calles, gritando incoherencias y metiéndose a robar en algunas casas y tienditas de abarrotes.
Había un grito a manera de alerta entre los niños que jugábamos en la calle: “Mamaaá, ahí vienen los mariguanos”, y todo el mundo a correr y los niños a llorar de miedo.
La gente no se atrevía a enfrentarlos por su carácter agresivo, y mejor se ocultaban en las casas.
La policía, cuando llegaba tenía que someterlos a macanazo limpio porque poseían una fuerza tremenda y no les importaban los golpes; parecía que no los sentían y aunque todos ensangrentados por la lucha, más de alguno lograba escapar otra vez hacia el monte.
Lo peor era que cuando pasaban los efectos de la droga los dejaban ir mediante el pago de una multa.
También recuerdo cuando un velo de terror se apoderó a la gente no solo de esa colonia sino de la ciudad –Valles-, luego de que el propietario de una carnicería fuera asesinado con los cuchillos que usaba para los cortes de carne, por un sujeto que bajo los efectos de la mariguana, asaltó su negocio y no conforme con llevarse el dinero, poseído por los efectos de la droga lo acuchilló despiadadamente.
Y eso que en ese entonces había más respeto, más moral, menos libertinaje.
Con esas percepciones, es que no dejo de indignarme cuando ahora, en aras de supuestos derechos humanos, libertad y para ponernos al nivel de otros países senadores de Morena –de donde más podían partir estas cosas-, con sus satélites aliados como Partido del Trabajo, Encuentro Social, Verde Ecologista aprobaron en Comisiones Unidas de Salud, Justicia y Estudios Legislativos la siembra, cultivo, cosecha y consumo de la mariguana e incrementan de 5 a 28 gramos la autorización para fumarla por persona.
O sea que ahora vamos a tener mariguanos legales, intocables si demuestran que fuman la yerba por recreación, por “sus derechos”, y cuando atrapados por la enajenación del estupefaciente roben, maten o secuestren se les procesará como a cualquier otro y también podrán obtener su libertad bajo fianza.
Un dato refleja que tal apreciación no es especulación: Solo en el Estado de México, en un año, 2014, el 86% por ciento de los delitos cometidos fueron por personas bajo el influjo de la droga, mariguana sobre todo, y estamos hablando de homicidios, secuestros, robos, violaciones, accidentes mortales.
Ese dato no es el azar ni exagerado; es del Instituto de Estudios Legislativos del Congreso del Estado de Edomex.
En el plano nacional, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción de la Inseguridad, en ese mismo año, un millón 867, 335 delitos los cometieron quienes estaban bajo esa condición, o sea drogados no solo por fumar mariguana que fue repito el 86%, sino 41% con inhalables o solventes, 29% con cocaína, 30% crack, el 8% por consumir metanfetaminas y el 6% éxtasis.
Eso mismo, con su debida dimensión, ocurre ahora en el resto del país y otro ejemplo de los efectos son los despiadados asesinatos que perpetran delincuentes organizados bajo el influjo de las drogas, especialmente mariguana.
Investigaciones de salud en México y distintos países registran coincidentemente los daños y distorsiones de la realidad que provocan las drogas, en especial la cannabis, como el Estudio llevado a cabo por el Coronary Artery Risk Development in Young Adults de Nueva Zelanda, que siguió durante 25 años entre adolescentes hasta llegar a la etapa media de la adultez.
Establece mediante una serie de pruebas e aplicaciones de imagenología cerebral, que durante el desarrollo de esa edad fumar mariguana o usar cualquier otra droga puede generar cambios adversos en el cerebro a largo plazo o a veces permanentes; afecta el aprendizaje, la memoria, los impulsos y deterioro de las actividades cognitivas
Quien consume cannabis durante la adolescencia pierde entre 6 a 8 puntos de coeficiente intelectual, que no recuperen aunque hayan dejado de fumarla en edad adulta.
Otros estudios advierten sobre alucinaciones
agudas, delirio, pérdida de la identidad personal y en casos de personas vulnerables puede desencadenar esquizofrenia.
Si la utilizan inhalando el humo, el efecto dura de una a tres horas y si la combinan con comida o bebidas, mucho más.
La SCJN en su declaratoria de inconstitucionalidad de diversos artículos de la Ley General de Salud para permitir el consumo autorizado no quiere decir que apruebe la distribución y ventas a terceros, solo uso recreativo personal y para fines medicinales.
Pero entra el juego político. Mientras el presidente Andrés Manuel López Obrador se desgarraba las vestiduras rechazando la aprobación, su gente de Morena y aliados en el Senado hacían todo lo contrario.
Solamente la fracción del Partido Acción Nacional tuvo la firmeza de carácter y congruencia con la realidad y consecuencias que pueda desatar el consumo legal de la mariguana y se opuso.
Los del Partido Revolucionario Institucional en cambio, se abstuvieron de votar lo que en los hechos equivale a una aprobación silenciosa.
Hay una evidente intención de desmantelar la moral, la salud, la familia, los valores y principios que deben regir a la sociedad mexicana, que la han mantenido vigente por siglos, así como su estructura política y eso de la mariguana es otro ejemplo.
¿Hasta cuándo lo vamos a permitir?