Marcelino Hernández un artista nutrido en la sabia huasteca

Poesía y canciones narran la naturaleza, el amor y costumbres de la gran región.

Toño Martínez 

Se dice que la gente nacida en la Huasteca Potosina está dotada de una sensibilidad exquisita para la creación artística, para encontrar en las verdes sierras y suaves valles, el trino de las aves, el murmullo de sus ríos, serenos manantiales y arroyos cristalinos, sus amaneceres y atardeceres desbordantes de colores y las noches placidas bañadas de estrellas o plateada luna, el sentimiento para convertir la palabra y la música en una alegoría a la vida.

Esa extraordinaria región es la musa del profesor Marcelino Hernández Martínez para la creación literaria en poesía al amor, naturaleza, vivencia, cultura y folklor y arrancarle a la guitarra y el violín las alegres notas musicales que alegran y prenden la energía con sus huapangos y sones.

En su más reciente libro “Raíces de mi vida» que presentó en el museo «Tamuantzan» en Ciudad Valles, el profesor Marcelino Hernández entrega una colección de poemas confeccionados a lo largo de los años sobre su vida, vivencias, su primeros años en Chapulhuacanito, pueblito pintoresco perteneciente al municipio de Tamazunchale,  en la Huasteca sur, sus correrías por lo las sierras, el acarreo de agua en latas,  cuidando vacas, cabras y gallinas o llevando leña para el fogón, y los consejos igual que  regañadas de sus padres.

A base de esfuerzo personal componiendo y cantando con sus hermanos y amigos Marcelino pudo costear sus estudios de secundaria y después en la Escuela Normal «Lázaro Cárdenas del Río» de Tamazunchale.

Recuerda que su vocación creativa musical fue reforzada al escuchar la canción “La vida sigue igual», de Julio Iglesias por su contenido filosófico.

Ya en secundaria participó en concurso nacional de periodismo con varios compañeros y al ganar viajaron a la Ciudad de México donde tuvo la oportunidad de conocer a Porfirio Muñoz Ledo por entonces Secretario de Educación, y convivió con escritores famosos como Juan José Arreola y Carlos Monsiváis lo cual fortaleció su vocación literaria.

Como docente estuvo en varios lugares y en Ébano formó otro grupo musical con Jesús Olivares, Jaime Olguín y varios maestros más; finalmente en 1986 fue transferido a Ciudad Valles donde fue cofundador de la orquesta Sinfónica con el profesor Martínez Maya; se integró a la Academia Latinoamericana de Literatura que en San Luis está a cargo de Odette Méndez y a publicado antologías con escritores latinos.

Por cierto, su primer libro, que nunca público fue «Sensibilidad y Educación Artística»

Es común la imagen del profesor Marcelino Hernández Martínez con su guitarra bohemia en la mano porque es su pasión junto con la poesía. Y seguirá escribiendo y cantando a la vida y al amor.