Más allá de la turbulencia  terrenal.

Toño Martínez

Julio 30, 2023

Con apenas una diferencia de 44 días, ocurrieron dos acontecimientos de extraordinaria importancia para la especie humana, que sin embargo fueron apenas perceptibles para la inmensa mayoría atrapados como estamos en la interminable espiral  del caos climático, económico, político, rompimiento del orden natural  violencia e incertidumbre que ocupa nuestra atención.

Ambos sucesos  marcan un nuevo paso de la ciencia en temas que han ocupado nuestra aspiración por saber si estamos solos, y el otro es enterarnos que ya podemos establecer desde la sociedad civil  comunicación directa y en tiempo real con exploradores del espacio, cosa que hasta antes del 12 de junio de este año solo estaba reservada para los Centros de Investigación Espacial y científicos.

El suceso que a conmocionado a la comunidad científica y a la gente común  responde a la eterna duda en relación a si somos los únicos seres inteligentes en el inmenso universo poblado  con miles de millones de estrellas, planetas (70 quintillones es decir un número 1 seguido de 20 ceros), constelaciones, galaxias, nebulosas, polvo, energía oscura, quasares (nacimiento de nuevas galaxias) calculan los científicos, o pertenecemos a una red de mundos donde habitan otros entes.

La respuesta es impactante y por primera vez parece arrojar claridad sobre la incógnita, luego de que el 26 de julio los ex militares de Estados Unidos  el mayor David Grusch, el teniente Rayan Graves y el oficial piloto  David Gravor declararon bajo juramento ante el Congreso que desde hace décadas su país posee restos no humanos de seres (alienígenas o extraterrestres). que viajaban en naves y se estrellaron en la tierra, e incluso componentes de  origen no biológico.

Tal versión no solo sorprendió a los mismos congresistas que hasta entonces no poseían ninguna versión tan contundente y menos viniendo de militares.

Especulaciones y  rumores, presuntos testimonios e interpretaciones de pinturas e imágenes plasmadas por culturas ancestrales  abundan, pero nos confirman con precisión si se trata  verdaderamente de contactos o avistamientos de seres de las estrellas.

Ni siquiera el proyecto «Libro Azul» creado por la Fuerza Aérea de los Estados Unidos en 1952 para investigar si los Objetos Voladores no Identificados (OVNIs) que de acuerdo a declaraciones de pilotos de la Fuerza Aérea estaban surcando el espacio aéreo de ese país, encontró a lo largo de 12 mil informes, 700 de los cuales se mantienen sin explicación lógica, constituían una amenaza para esa nación, fueron concluyentes y el plan fue cancelado en 1969.

Pero la afirmación de los militares abrió un nuevo capítulo en el renglón de los extraterrestres y su llegada a nuestro planeta.

Por otra parte, tuve el privilegio de presenciar en tiempo real la entrevista que hicieron el 12 de junio 150 niñas y niños de 44 países  Iberoamericanos al astronauta Frank Rubio desde la biblioteca «Juan José Arreola» de Guadalajara hasta la Estación Espacial Internacional (EEI), para conmemorar el 6o. Aniversario del Noticiero Científico y de la Ciencia (NCC), que no solo avivó mi  pasión por las ciencias espaciales sino que me condujo una vez más a reflexionar sobre como nos desangramos en conductas destructivas provocado guerras, dominando economías, cometiendo actos de terrorismo, con niveles de violencia como jamás en la historia, perdiendo ecosistemas que propician sequías prolongadas  contaminando causando un  daño cada día peor al “pálido punto azul’ como llamó el científico y astrónomo Carl Sagan a nuestro planeta visto y plasmado en fotografías tomadas a más de 6 mil millones de kilómetros por la nave Voyager antes de abandonar el Sistema Solar para perderse en la profundidad del cosmos.

Es nuestro único hogar, nuestra génesis y la estamos matando.

La entrevista fue dentro del programa «Iberoamérica  en Órbita» conducida por Diana Trujillo y transmitida por el canal 44 de Televisión y 41  televisoras más con programación preponderante sobre ciencia y cultura de Iberoamérica, recogiendo las preguntas entusiastas de los niños de  diversas nacionalidades, juntos, sin diferencias de ningún tipo, y recibiendo  las respuestas emocionadas sobre como es la vida en la EEI a 400 kilómetros de la tierra, de Frank Rubio -su origen es salvadoreño pero tiene también nacionalidad estadounidense- quien reconoció que los niños serán  los salvadores de nuestro planeta.

Cabe anotar que Frank Rubio cumple seis meses en la EEI, debido una falla en la nave que lo traería de regreso a la tierra y aun así no pierde su entusiasmo y buen humor.