Por: Alma Gutiérrez Ibarra
Mayo 08, 2019
En la última década, o acaso un poco más, el desarrollo de ciudades que, al igual que San Luis Potosí, integran la región centro del país es reflejo del nulo o eficiente manejo de sus gobiernos municipales.
Según sea el caso, se nota en el crecimiento económico, industrial, turístico y social, y desde luego es determinante para que cualquier inversionista o una gran empresa, decida instalarse o no en tal o cual municipio.
En el discurso, todos los alcaldes en toda América Latina, dicen que su principal interés es hacer a su municipio más competitivo, sin embargo son pocos los que lo logran y son más los que terminan sus gestiones sin saber con exactitud porque otros municipios logran tener éxito.
En el caso de San Luis Potosí, vemos como León, Querétaro y otras ciudades cercanas lograron un repunte significativo en su desarrollo, y es notorio en la calidad de vida de sus habitantes, lo cual ha hecho que muchos nuevos profesionistas ya no busquen las grandes urbes como garantía de un empleo bien remunerado.
Lastimosamente, no es ese el caso de San Luis Potosí, que si bien es cierto logró un empuje con la llegada de empresas armadoras automotrices, se mantiene esa duda de si estamos en el camino correcto para colocarnos en un mejor posicionamiento respecto a las ciudades con las que comparte frontera.
Sea una administración panista, priísta, perredista o de alianza, no se han ocupado por contar con una estrategia de Desarrollo local que les permita conocer las fortalezas de la economía y definir, tomando en cuenta a actores públicos y privados, las líneas de acción para incentivar el desarrollo empresarial y generar empleo.
Aunque es algo que parece evidente son pocas las ciudades que cuentan con una estrategia definida en este sentido, y desde luego, que en ese rubro, no podemos incluir a San Luis Potosí.
Tampoco olvidemos que la transición de un gobierno a otro representa una reinvención por periodo, donde todo lo anterior se destruye para dar paso a nuevas ideas; es entonces que la ideología política impide que se construya a la ciudad con institucionalidad, con el apoyo de comités responsables de elaborar un plan de Competitividad y Crecimiento Económico; y que ese Comité vaya más allá de los periodos de tres años para que cada nuevo gobierno se coordine con el sector privado y no pierdan el trienio reinventando la ciudad.
Tampoco se ha visto en los últimos gobiernos municipales, incluido el de Xavier Nava, que exista una política definida que permita obtener recursos de programas nacionales para mejorar la cobertura y calidad de servicios e infraestructura urbana. Y los que más padecemos por esta falta de proyectos y recursos somos los ciudadanos.
Y es que si hacemos memoria, en las últimas administraciones municipales en las que se vieron ciertas acciones que aún ahora nos dan beneficios, sería en el caso del ex alcalde Jorge Lozano Armengol, quien pese a las críticas concesionó el servicio de recolección de basura y hasta la fecha, sigue prestándose de forma regular y eficiente. De igual manera, se resolvió el problema de estacionamiento en el primer cuadro de la ciudad con la operación de los parquímetros, que también a la fecha continúan, aunque el manejo buen o mal de los recursos por las administraciones posteriores sea un tema aparte.
También está el caso de la ex alcaldesa Victoria Labastida, y con los claroscuros que pudieran verse de su gestión, están las obras como los colectores pluviales, la construcción de la comandancia, el inicio de los centros comunitarios y la modernización de la cordillera Himalaya, que son beneficios de los que aún gozamos los potosinos.
Del resto de los ex alcaldes, ni hablar porque no hubo proyectos ni programas que hayan trascendido a su administración ya que dejaron ir tres años en programitas de pintura, bacheo, despensas o garrafones de agua, que son solo una aspirina para el dolor de cabeza que aqueja a nuestra ciudad.