Toño Martínez
Marzo 18, 2023
Una vez más, el presidente Andrés Manuel López Obrador supo aprovechar muy bien un evento conmemorativo -85 Aniversario de la Expropiación Petrolera- para lanzar un potente discurso persuasivo que convirtió la celebración en un informe de acciones, avivamiento de confrontación entre sectores, descalificaciones exhibición de miserias de partidos políticos, especialmente el PAN, y en sembrar la idea de que es la salvación del país y que su proyecto de gobierno tendrá continuidad con quién de sus corcholatas lo sustituya en el 2024.
Si lo vemos desde el punto de vista objetivo, López Obrador no tuvo problema alguno en hablar de las bondades de sus programas sociales y materiales en comparación con los gobiernos anteriores, porque no mintió en ningún caso sobre como en los regímenes priistas y panistas prevaleció un sistema oprobioso que generó enormes fortunas para unos cuántos y hundió en la miseria a millones de mexicanos, que llegaron a extremos abominables en corrupción, racismo, segregación, altanería de servidores públicos, compra de conciencia de periodistas, entreguismo de recursos naturales a otros países y empresas transnacionales, servilismo a potencias y espantosa desigualdad.
Claro, no dijo que muchos de esos vicios persisten en su llamada cuarta transformación y que, peor aún, busca crear un régimen dictatorial de tinte socialista donde solo un solo hombre concentre todos los poderes que son el equilibrio de la nación y encasille las libertades.
Tampoco fue sincero al hablar de honestidad ni de la inseguridad, pues presentó cifras alegres en disminución de la violencia, homicidios, feminicidios, secuestros, extorsiones, que contrastan con la realidad cotidiana de inseguridad.
Pintó como logro el incremento en empleo, pero oculto que se da por razones en el desarrollo del pueblo, y defendió sus obras magnas como la Refinería de Dos Bocas que dijo, a finales de este año junto con la Deek Park y las 7 que ya tiene México aunque destartaladas producirán la gasolina suficiente para el autoconsumo nacional
Difícil de creer porque así ha prometido más cosas que no ha cumplido.
Pero veamos el acto conmemorativo de este sábado que llenó el Zócalo de la Ciudad de México con gente de todo el país que se trasladaron «por sus propios medios» (si como no), desde la óptica político-electoral, y nos damos cuenta que no tendrá problema alguno López Obrador para que ocupe la presidencia uno de sus ahijados -Marcelo Ebrard, Claudia Sheinbaum o Adán Augusto López Hernández o hasta Ricardo Monreal, y no por contar con su malicia ni capacidad envolvente de masas, sino porque la oposición llámese PRI, PAN, PRD o MC está perdida en rumbo e incapaces de construir un proyecto común para el país no para sus intereses.
La asomada de Gustavo de Hoyos como el primer contrincante de la 4T no ha producido la reacción esperada, más que en cúpulas de la gente de negocios porque no es conocido.
López Obrador y su reparto de becas y pensiones más su retórica dominante, no tiene rival para lo que quiera.